SAGRADA FAMILIA
Al coincidir en domingo la fiesta de la Natividad del
Señor y la de Santa María Madre de Dios, en este año la fiesta de la Sagrada
Familia se celebra en el día 30 de diciembre. Es deseable que esta celebración
no pase inadvertida para el pueblo de Dios.
El día 19 de
marzo del 2016, Solemnidad de San José, el papa Francisco firmaba la
exhortación apostólica “Amoris laetitia”. Es importante su análisis del amor matrimonial.
Y son muy apreciables sus observaciones sobre las crisis familiares y sus
orientaciones para ayudar a las familias que se encuentran en situación de
fragilidad.
Según el Papa, las
palabras del Maestro (cf. Mt 22,30) y las de san Pablo (cf. 1 Co
7,29-31) sobre el matrimonio iluminan la dimensión última y definitiva de
nuestra existencia, que necesitamos recuperar.
Afirma, además, que “ninguna familia es una realidad
celestial y confeccionada de una vez para siempre, sino que requiere una
progresiva maduración de su capacidad de amar”. Todas las familias pueden verse
a la luz del amor trinitario de Dios y de esa comunidad tan bella que es la
familia de Nazaret.
Ninguna familia es perfecta. A pesar de todas las
dificultades, es preciso caminar sin desaliento. “Contemplar la plenitud que todavía no
alcanzamos, nos permite relativizar el recorrido histórico que estamos haciendo
como familias, para dejar de exigir a las relaciones interpersonales una
perfección, una pureza de intenciones y una coherencia que sólo podremos
encontrar en el Reino definitivo”.
Es más, un sano realismo apoyado en el don de la caridad
“nos impide juzgar con dureza a quienes viven en condiciones de mucha
fragilidad”. Todos hemos de seguir caminando para ir tratando de superar
nuestros límites. Por eso, “cada familia debe vivir en ese estímulo constante”.
En su carta, el Papa se había dirigido directamente a los
novios. Al final de la misma se dirige a las familias, diciendo: “Caminemos,
familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más. No
desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la
plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido”.
Finalmente, habrá que recordar frecuentemente la oración a la Sagrada Familia, con la que
concluye su exhortación:
“Jesús, María y José en vosotros contemplamos el
esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras
familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del
Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las
familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido
herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto
de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén”.
José-Román Flecha Andrés