EL EMPEÑO ECUMÉNICO
“El empeño ecuménico responde a la oración del Señor
Jesús que pide «que todos sean uno» (Jn 17,21)”. Así se expresa el Papa Francisco
en su exhortación apostólica “La alegría del Evangelio”. No es ocioso recordar
este mensaje con motivo del octavario de oraciones por la unión de los
cristianos, que se celebra entre el 18 y 25 de enero. En el texto del Papa
sobresalen algunas ideas que no deberíamos olvidar:
• “La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho
mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara la
plenitud de catolicidad que le es propia”. Es difícil escuchar la exhortación a
la unidad cuando los predicadores aparecen desunidos.
• “Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y
peregrinamos juntos. Para eso, hay que confiar el corazón al compañero de
camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la
paz en el rostro del único Dios” (EG 244). He ahí dos actitudes que hay que
olvidar y una que ha de orientar nuestro camino.
• “El ecumenismo es un aporte a la unidad de la familia
humana” (EG 245). Por tanto, el deseo de la unión no es una cuestión que solo
importa a la Iglesia. Toda la humanidad ganaría en concordia y en colaboración si
los creyentes viviéramos más unidos.
• “La inmensa multitud que no ha acogido el anuncio de
Jesucristo no puede dejarnos indiferentes. Por lo tanto, el empeño por una
unidad que facilite la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o
cumplimiento forzado, para convertirse en un camino ineludible de la
evangelización”.
• “Los signos de división entre los cristianos en países
que ya están destrozados por la violencia agregan más motivos de conflicto por
parte de quienes deberíamos ser un atractivo fermento de paz”. No es verdad que
las religiones sean la causa de las guerras. Pero sí es verdad que la unión de
las religiones puede acelerar la paz entre los grupos sociales, entre las
etnias y entre los pueblos.
• “¡Son tantas y tan valiosas las cosas que nos unen! Si
realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas
podemos aprender unos de otros! No se trata sólo de recibir información sobre
los demás para conocerlos mejor, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado
en ellos como un don también para nosotros”. La unión requiere información.
Pero exige una comprensión mutua y una colaboración generosa.
• “A través de un intercambio de dones, el Espíritu puede
llevarnos cada vez más a la verdad y al bien”. (EG 246). Es esta la afirmación
más importante desde el punto de vista de la fe. Nuestros dones y carismas no
son un privilegio excluyente. Nos han sido dados gratuitamente para que podamos
dar testimonio del amor y de la misericordia de Dios.
La desunión de los cristianos es un escándalo para el
mundo. Que estas ideas del Papa Francisco iluminen nuestra oración por la unión de todos los que deseamos seguir
a Jesucristo.
José-Román Flecha Andrés