Lunes II
Hch 4,23-31
Jn 3,1-8 ABRIL 13
Un fariseo llamado Nicodemo, hombre importante entre los judíos, fue
de noche a visitar a Jesús. Le dijo: “Maestro, sabemos que has venido de parte
de Dios a enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que tú haces si
Dios no está con él”. Jesús le dijo: “Te aseguro que el que no nace de nuevo no
puede ver el reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “Pero ¿cómo puede nacer un
hombre que ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez dentro de su madre para
volver a nacer?”. Jesús le contestó: “Te aseguro que el que no nace del agua y
del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de padres humanos
es humano; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes si te digo:
‘Tenéis que nacer de nuevo.’ El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su
sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son todos los que nacen del
Espíritu”.
Preparación: “El espíritu Santo
obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos, pero
sin pretender ver resultados llamativos”. Así escribe el Papa Francisco en su
exhortación La alegría del Evangelio, n.
279.
Lectura: Pedro y Juan habían
sido detenidos por el Sanedrín y castigados por haber curado a un paralítico.
En la primera lectura se recoge la oración de los discípulos tras la liberación
de los apóstoles. Al terminar la oración, el Espíritu Santo los llena a todos
de su fuerza para que anuncien con valentía la palabra de Dios. Durante el
tiempo de Pascua vamos a leer generalmente el Evangelio según Juan. El Espíritu aparece también en el relato evangélico
que recoge el dialogo de Jesús con Nicodemo. “Te aseguro que el que no nace del
agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. Así dice Jesús al
fariseo que ha venido a verlo en la
noche. Y el fariseo se pregunta cómo puede un hombre nacer de nuevo.
Meditación: “Nacer de nuevo”.
Esa es la propuesta de Jesús a Nicodemo. Ha llegado el tiempo de la plenitud y
de la libertad. El hombre de la ley ha de nacer del Espíritu. Pero la propuesta es válida para todos los
tiempos. También para nosotros. Si nos
dejamos guiar por el Espíritu produciremos los frutos del Espíritu. “El viento
sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde
va. Así son todos los que nacen del Espíritu”. Quienes se dejan guiar por el
Espíritu viven al modo de Jesús. Y
pueden transformar su vida y la de los demás.
Oración: Padre nuestro, “Tú
que por medio de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo el Espíritu
Santo, enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo Espíritu. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén”.
Contemplación: Imaginamos una
noche silenciosa. Vemos a Nicodemo caminar en busca de Jesús. Es un hombre que
durante toda su vida ha puesto todo su interés en el exacto cumplimiento de la
ley de Moisés. Contemplamos al Maestro que lo mira con atención. Descubre en
Nicodemo una buena voluntad. Y le propone “nacer de nuevo”. Ante la perplejidad
del fariseo, Jesús le explica que se trata de dejarse guiar no por la Ley de
Moisés, sino por el Espíritu de Dios. De esta forma se entra a formar parte del
“reino de Dios”. Jesús es el mensajero y
el mensaje. El modelo de la evangelización.
Acción: Hoy nos preguntamos
si recordamos la fecha de nuestro bautismo,
si agradecemos haber recibido ese sacramento, si lo consideramos como un
nuevo nacimiento a la vida del Espíritu.
José-Román Flecha Andrés