miércoles, 25 de marzo de 2015

LECTIO DIVINA-JUEVES 5ª SEMANA DE CUARESMA


Jueves V

Gn 17,3-9
Jn 8,51-59
MARZO 26

En aquel tiempo dijo Jesús: “Os aseguro que quien hace caso a mi palabra no morirá”. Los judíos le dijeron: “Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: ‘Quien hace caso a mi palabra no morirá’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y murieron también los profetas. ¿Quién te has creído que eres?”. Jesús contestó: “Si yo me honrase a mí mismo, mi honra no valdría nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco, y si dijera que no le conozco sería tan mentiroso como vosotros. Pero, ciertamente, le conozco y hago caso a su palabra. Abraham, vuestro antepasado, se alegró porque iba a ver mi día: y lo vio, y se llenó de gozo”. Los judíos preguntaron a Jesús: “Si todavía no tienes cincuenta años, ¿cómo dices que has visto a Abraham?”. Jesús les contestó: “Os aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham”. Entonces ellos cogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Preparación: “Este hecho, absurdo en apariencia e impensable, de Jesús, Hijo de Dios, venido al mundo, no reconocido ni aceptado, sino por el contrario odiado y muerto, se repite, se prolonga. Es una realidad histórica con una continuación: llega hasta nosotros”. Así comentaba Pablo VI , el 4 de abril de 1965, el evangelio que hoy se proclama. El rechazo a Jesús y su mensaje continúa.

Lectura: El texto tomado del libro del Génesis recoge las cuatro promesas que Dios hace a Abraham: “Te haré crecer sin medida… Cumpliré mi pacto contigo… Seré tu Dios y el de tus descendientes… Os daré la tierra en que peregrinas”.  En el evangelio Jesús afirma: “Os aseguro que quien hace caso a mi palabra no morirá”. Esa oferta de una vida sin limites es escandalosa por chocar contra la memoria histórica y contra la experiencia diaria. Los judíos le replican: “Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: ‘Quien hace caso a mi palabra no morirá’. Ahí se encuentra el nudo de la discusión.

Meditación: La tradición judía afirmaba que Abraham gozaba del don de conocer el futuro de la era mesiánica. Tal vez por eso dice Jesús que Abraham,  antepasado de los judíos, se alegró porque iba a ver su día: “y lo vio, y se llenó de gozo”. En cambio, los que se glorían de ser hijos de Abraham se proponen matar a Jesús, por hacerse hijo de Dios y prometer librar de la muerte a los que crean en su palabra. La mujer samarita preguntaba a Jesús si era él mayor que Jacob, que había excavado el pozo de Sicar. Ahora los judíos le preguntan si él es mayor que Abraham y los profetas.

Oración: Señor Jesús, Abraham se alegró al esperar tu llegada en la culminación de los tiempos. Que nosotros podamos dar testimonio de ti al por la alegría de conocer tu mensaje y participar de tu vida. Amén.

Contemplación: Nuestra oración nos hace presentes en la escena. Seguimos contemplando a Jesús como Maestro. Vemos que sus oyentes lo consideran un blasfemo. Por eso tratan de apedrearlo, como en otro tiempo hicieron con Nabot. Pero Jesús no ha de ser ejecutado mediante lapidación. Jesús ha de ser levantado en alto, como él mismo ha dicho. Llegó al templo en secreto y ahora abandona el templo y se escabulle silenciosamente. Evidentemente, muchos de su pueblo no han reconocido la hora de la visita de Jesús a la ciudad de Jerusalén.

Acción: En el Credo afirmamos que Jesús es el “Hijo único de Dios”. Con el fin de ampliar la reflexión sobre las afirmaciones que se encuentran en los evangelios de esta semana, se puede leer el Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 441-445.
                                                                                                 José-Román Flecha Andrés