Is
63,16b-17.19b; 64,2b-7: “¡Ah si rompieses los cielos y descendieses”.
1Co 1,3-9:
“No os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de Jesucirsto”.
Mc 13,
33-37: “Permaneced despiertos”
NOVIEMBRE
30
En aquel
tiempo dijo Jesús: “Permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo
llegará al momento. Esto es como un hombre que, a punto de irse a otro pais,
deja a sus criados al cargo de la casa. A cada cual le señala su tarea, y
ordena al portero que vigile. Así que permaneced despiertos, porque no sabéis
cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al
canto del gallo o a la mañana. ¡Que no venga de repente y os encuentre
durmiendo! Y lo que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Permaneced
despiertos!”
Preparación: El camino
de la Iglesia nos lleva de nuevo a celebrar el tiempo de Adviento. En el rito
romano son cuatro semanas que nos llevan a recobrar la esperanza y preparros
para la fiesta del nacimiento de Jesús. Como decía San Juan de Ávila, “este
tiempo de Adviento tiempo santo es, instituido para aparejarse el hombre para
aposentar a Dios. Pues Dios ha de venir a visitarnos, razón es aparejarle el
corazón, para que lo halle, cuando venga, bien aparejado. De personas
cuidadosas es mirar cuidadosamente si está aparejada la casa cuando han de
recebir a alguna persona en ella. Pues hemos de recebir no a hombres, sino a
Dios, razón es de aparejar el alma, no vea algo que le desagrade”.
Lectura: En la tercera parte
del libro de Isaías se inserta un anhelo que da el tono al Adviento: “¡Ah si
rompieses los cielos y descendieses”. La fe cristiana nos dice que
efectivamente Dios ha descendido a nuestra tierra. Él está viniendo cada día.
En el Evangelio, Jesús nos exhorta a permanece atento y despiertos para que
sepamos reconocer su venida y su prsencia.
Estamos llamados a vivir esperando la manifestación del Señor. La
esperanza nos exige vivir despiertos, atentos a los signos de los tiempos. En
cualquier momento de la historia humana y de nuestra propia vida puede hacerse
evidente que el Señor está con nosotros. Hay que permaner despiertos.
Meditación: El
evangelio nos recuerda que no sabemos cuándo llegará nuestro Señor. Pero ese “no saber” no es un motivo para caer
en la tentación de la “acedia” que denuncia el Papa Francisco en su exhortación
“La alegría del Evangelio”. Esa ignorancia del momento de la llegada del Señor
es una razón para que vivimos atento a la densidad del presente. Cada momento
puede ser el de la manifestación del Señor. Así escribía Santa Teresa de Jesús:
“Es menester siempre velar y orar, que no hay mejor remedio para descubrir
estas cosas ocultad del demonio y hacerle dar señal que la oración”.
Oración: Señor
Jesús, son muchas las cosas que nos distraen y muchas las preocupaciones que
nos turban. Este tiempo nos ofrece la oportunidad de escuchar tu palabra y
preparar tu venida. Deseamos descubrir en nuestra realidad concreta los signos
de tu presencia. Queremos esperarte cada día. Amén.
Contemplación: Hoy
contemplamos a Jesus dirigiendo esta advertencia a sus discípulos: ¡Permaneced despiertos!” Nos
preguntamos cómo dntenderían sus discípulos esta llamada de atención. Y
contemplamos también a la Iglesia que, en este itinerario del Adviento desea
mantenerse en vela, escuchando la palabra del Señor y preparando su venida. Que
la liturgia de este primer domingo de Adviento nos ayude a observar la realidad
con los ojos y con el corazón. Que el Espíritu de Dios nos lleve a descubrir
qué signos personales o sociales son para nosotros señales de esperanza y nos
ayudan a mantenernos vigilantes.
Acción: La corona del Adviento
se ha ido haciendo habitual en nuestras comunidades cristianas. Tambien en
muchos hogares. Las cuatro velas significan las cuatro semanas del Adviento.
Hoy encendemos la primera de las velas. Y al hacerlo nos preguntamos qué signos
nos indica el camino que hemos de seguir para anunciar y preparar la venida del
Señor.
José-Román Flecha Andrés