Hch 4,1-12
Jn 21,1-14
Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus
discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de esta manera: Estaban
juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná
de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro
les dijo: “Me voy a pescar”. Ellos contestaron: “Nosotros también vamos
contigo”. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron
nada. Cuando comenzaba a amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los
discípulos no sabían que fuera él. Jesús les preguntó: “Muchachos, ¿no habéis
pescado nada?”. “Nada” -le contestaron. Jesús les dijo: “Echad la red a la
derecha de la barca y pescaréis”. Así lo hicieron, y luego no podían sacar la
red por los muchos peces que habían cogido. Entonces aquel discípulo a quien
Jesús quería mucho le dijo a Pedro: “¡Es el Señor!” Apenas oyó Simón Pedro que
era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se lanzó al agua. Los otros
discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de peces,
pues estaban a cien metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra encontraron
un fuego encendido, con un pez encima, y pan. Jesús les dijo: “Traed algunos
peces de los que acabáis de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y arrastró
hasta la playa la red llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres. Y aunque
eran tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Venid a comer”. Ninguno de
los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el
Señor. Jesús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio; y lo mismo hizo
con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos
después de haber resucitado.
Preparación:
La peregrina Egeria viajó en el siglo IV desde el noroeste de España a
la Tierra Santa. En sus notas escribe que a la orilla del lago de Galilea se
puede ver la piedra sobre la que Jesús preparó el desayuno a siete de sus
discípulos. Esta tercera aparición nos lleva a interrogarnos sobre nuestra
vocación cristiana.
Lectura:
Tras la curación del paralítico y el discurso de Pedro, los grupos
sacerdotales se muestran “indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran la
resurrección de los muertos por el poder de Jesús”. Por el nombre del Resucitado
puede caminar el paralítico al que ha curado Pedro. El texto evangélico que hoy
se proclama recuerda “la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos
después de resucitado”. El relato contiene muchos detalles que unen esta
experiencia al primer encuentro de Jesús con sus discípulos. Los discípulos
parecen haber olvidado al Maestro y, en consecuencia, su propia misión. Pero la
Resurrección supone un nuevo comienzo.
Meditación:
Jesús va a buscar a sus discípulos al lago, donde los había encontrado
y llamado en otro tiempo. Si parecían desencantados y decididos a regresar a su
profesión de pescadores, el Señor les recuerda la misión que les había
confiado. De nuevo se hace evidente el fracaso de los pescadores y el señorío
de Jesús sobre el mar. “Muchachos, ¿no habéis pescado nada?”. “Nada” -le
contestaron-. Jesús les dijo: “Echad la red a la derecha de la barca y
pescaréis”. Y de nuevo Jesús está dispuesto a compartir la comida con los
suyos. Realmente, como afirma el salmo, “la piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular” (Sal 117).
Oración:
Señor Jesús, tu conoces nuestros desalientos y fracasos. Te
reconocemos resucitado y vivo entre nosotros. Que tu presencia nos ayude a
redescubrir nuestra misión y a ser fieles a nuestra vocación de discípulos.
Amén.
Contemplación:
Hoy nos situamos a orillas del lago de Galilea, junto a la capilla que
recuerda el diálogo de Jesús con Simón Pedro, al que encomienda su rebaño. A la
tenue luz del amanecer, también nosotros contemplamos a Jesús que nos espera en
la orilla. En nuestra vida hay muchos momentos en los que nos cuesta
reconocerlo. Necesitamos que alguien nos susurre al oído: “¡Es el Señor!” Él
nos busca. Él nos necesita. Él confía en nosotros y quiere encomendarnos la
misión de anunciar su presencia y su mensaje.
Acción:
Hoy hemos de leer de nuevo este capítulo 21 del evangelio de Juan.
Preguntémonos a quién podemos ayudarle a descubrir que “es el Señor” quien se
acerca a su vida y le espera.
José Román Flecha Andrés