EL FUEGO DEL SEÑOR
“He venido a prender fuego a la tierra.
¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!”
(Lc 12,49) (Lc 12,37)
1.
¿No
podemos observar que, en este período de la historia, la tierra entera está
padeciendo un tremendo incendio?
2.
En
el momento del nacimiento de Jesús, los ángeles desearon la paz a los hombres
que ama Dios. ¿Cómo puede decir Jesús que ha venido a traer discordias?
3.
¿Podemos
imaginar cuál puede ser ese fuego que Jesús desea que esté ardiendo por todos
los lugares de la tierra?
4.
El
fuego y el martirio han acabado con la vida de muchos cristianos. ¿Somos
conscientes de los que hoy son perseguidos por mantenerse fieles a la fe?
5.
Al
convocar el Concilio Vaticano II, el papa Juan XXIII esperaba un nuevo
Pentecostés para la Iglesia. ¿No habremos tratado de apagar aquel incendio que
esperábamos del Espíritu?
6.
Todos
los que tratamos de vivir pasivamente ¿no deberíamos pedir al Espíritu Santo
que inflame nuestros corazones con el fuego del amor?
7. ¿Y yo no estoy intentando llevar una vida tan tranquila e indiferente que no parece ser afectada por el fuego que Jesús venía a encender?
José-Román Flecha