miércoles, 31 de agosto de 2022

REFLEXIÓN - Domingo 22º del Tiempo Ordinario. C 28 de agosto de 2022

 

HUMILDAD Y VERDAD 

 “Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios, porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes” (Si 3,17). Este consejo que nos ofrece hoy el libro del Sirácida o Eclesiástico puede parecer anticuado. Tal vez  merecerá el desprecio de quienes van buscando los honores, el prestigio o el triunfo político.

En el mundo actual no se valora la humildad. Más que el humo de los incendios, se respira el tufo de la arrogancia. Son muchos los que parecen dispuestos a vender hasta su alma con tal de aparecer en la primera plana de la farándula social.

En ese contexto, será difícil reconocer con el salmo que “Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece” (Sal 67).

La experiencia de todos los días parece desmentir esa confesión del salmista. Pero Dios es el juez de todos, como nos recuerda la carta a los Hebreos (Heb 12,22-24).

LA ALTANERÍA

El texto del evangelio que se proclama en este domingo (Lc 14,1.7-14) nos recuerda que, invitado a comer por uno de los principales fariseos, Jesús observa que los convidados procuran situarse en los primeros puestos. Su observación se ha hecho popular y se repite con frecuencia aun en los ambientes más laicos.

• Buscar los primeros puestos nos dejará en ridículo, si tenemos que descender. Es mejor buscar el último asiento para que el anfitrión nos invite a ocupar un puesto más digno. Nosotros hemos aprendido la altanería que se puede esconder bajo la falsa humildad. Si elegimos el último puesto es solo para que todos reconozcan nuestra valía.

  • Más popular aún se ha hecho la frase con que Jesús concluye este primer consejo: “Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. Tanto la historia como la experiencia diaria confirman la verdad de este proverbio. Mil relatos nos llevan a recordar la caída de los ídolos.  

LA GRATUIDAD

Los dos consejos de Jesús que recoge en el evangelio de hoy son más sorprendentes aún. Uno es negativo y el otro es positivo. Se diría que ambos son políticamente incorrectos:

• “Cuando des una comida no invites ni a parientes ni a vecinos ricos que puedan corresponder invitándote”. Jesús no pretende que rompamos los vínculos de la familia o de la amistad. La intención del Maestro es exhortarnos a vivir en gratuidad, sin buscar recompensas inmediatas ni esos honores que son fácilmente olvidados por todos.

• “Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte, te pagarán cuando resuciten los muertos”. Jesús pronuncia una nueva bienaventuranza. Con ella nos exhorta a descubrir la dignidad de los marginados sociales. Y a aprender la relación que existe entre la gratuidad temporal y la esperanza de lo eterno.

- Señor Jesús, tú no quieres que nos engañemos. Por eso nos enseñas que la humildad no es una postura fingida e interesada. Y por eso nos pides que imitemos al Padre celestial, que ama especialmente a los más pobres y desvalidos. Ayúdanos tú a vivir la verdad de nuestra propia fragilidad. Bendito seas, Señor. Amén.

                                                                          José-Román Flecha Andrés