EL BUEN PASTOR
“El buen pastor da la vida por la
ovejas”
(Jn 10,11)
Señor
Jesús, en nuestra sociedad muchas personas no han visto jamás a un pastor de
ovejas. Por tanto difícilmente podrán imaginar todo lo que tú querías
sugerirnos al presentarte como el pastor bueno, responsable y comprometido con
su tarea.
Hoy
quiero darte gracias por tu abnegada dedicación a tus discípulos de la primera
hora. Pero también quiero reconocer el
valor de la entrega de tu vida para liberar del mal a todos los que hemos sido
llamados a seguirte por el camino.
Además,
no quiero olvidar a tantas personas que a lo largo de mi vida he visto asumir y
realizar la imagen de los buenos pastores. Ellos conocían bien a sus ovejas y trataban
de guiarlas cuidadosamente hacia los pastos mejores.
Al
mismo tiempo, deseo pedirte que también ahora suscites entre los creyentes de
este tiempo la conciencia de tu llamada. Despierta entre ellos el deseo de
seguir tus pasos, para compartir con nuestros hermanos el pan de tu palabra.
Te
pido, además, algo que tú siempre has llevado a cabo: que acojas con amor y
gratitud a tantos buenos pastores que, al igual que tú, han entregado su vida
precisamente por mantenerse fieles a tu llamada y al servicio a sus ovejas.
Y
te pido también por mí mismo. Siempre he creído que me habías llamado para
hacer visible tu imagen de pastor bueno. Pero tú conoces mi cansancio y mis
propios engaños. Tú sabes que en muchas ocasiones he pretendido usurpar tu
puesto.
Perdona
mis faltas de fe en tu presencia, mis pecados contra la esperanza y la rutina
que me ha llevado a pastorear a mis hermanos y hermanas sin reflejar en mis
obras el amor que tú has derrochado por todos nosotros.
Señor
Jesús, Pastor bueno, acógenos en tu rebaño, ayúdanos a vivir con la alegría de saber que tú velas por
nosotros y concédenos la generosidad para agradecer tu entrega por
nosotros y la fidelidad para seguir tus
pasos cada día. Amén.