Miércoles VI
Hch
17,15.22 – 18,1
Jn
16,12-15 MAYO 13
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros,
pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la
verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo,
hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará,
porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará
de lo mío y os lo anunciará”.
Preparación: Jean François Revel escribió hace
años que la mentira es la palanca que mueve el mundo. Es una injusticia que los
demás intenten engañarnos. Pero es una necedad que nosotros tratemos de
engañarnos y hagamos de la mentira nuestro refugio de cada día. Que el Espíritu
de Dios nos guíe hacia la verdad completa.
Lectura: Los griegos amaban la verdad y la
buscaban por todos los medios. La filosofía era más que un pasatiempo para
ellos. Pablo preparó bien su discurso para presentarles en Atenas la verdad del
Dios vivo que se había manifestado “por medio del hombre designado por él”. Los
atenienses aceptaban la idea de la creación, pero no podían aceptar la idea de
la resurrección. El evangelio nos dice que nuestra ignorancia y nuestra sed de verdad solo
podrán ser superadas y calmadas por el Espíritu de la Verdad, es decir por el
Espíritu del Resucitado.
Meditación: Jesús promete a sus discípulos que
el Espíritu de la Verdad los guiará hasta la verdad plena. Y eso es lo que nos
recuerda y nos promete nuestra fe. El Espíritu de la verdad es también el
Espíritu del amor. De hecho, sin el amor la verdad será siempre ofensiva. Y sin
la verdad el amor no será más que un fraude hiriente y engañoso. Con toda razón, en su Comentario a la primera Carta de San Juan, escribe San Agustín que
si uno ama al hermano, es que el Espíritu de Dios habita en él (CCSJ 6,10)
Oración: “Escucha, Señor, nuestra oración y
concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de
Jesucristo, así también, cuando vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos
con su victoria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”
Contemplación: El escenario es “la sala de
arriba”, donde Jesús ha celebrado la cena con sus discípulos. Nos agrada
contemplar a Jesús en el momento de afirmar que le quedan muchas cosas por
decirles a sus discípulos. Y nos preguntamos por qué no podían cargar con
ellas. Seguramente, a nosotros nos pasará lo mismo si no contamos con la
presencia y la ayuda del Espíritu de la Verdad. A él nos dirigimos
confiadamente para que nos lleve a la verdad completa y no permita que nos
seduzcan las verdades parciales que se nos ofrecen o imponen cada día.
Acción: Volvemos a leer el espléndido
discurso de Pablo en el Areópago de Atenas y nos preguntamos cuáles son los
nuevos areópagos donde los seguidores de Jesús hemos de anunciar su
resurrección y proclamar su verdad.
José-Román Flecha Andrés