lunes, 11 de mayo de 2015

CADA DÍA SU AFÁN 17 DE MAYO DE 2015


ORACIÓN POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS
Se llaman Yeboah y Lambert. Sus nombres serán olvidados muy pronto. Los hemos conocido el día 19 de abril de este año 2015, gracias a un comentario de prensa firmado por Darío Menor. Son dos de entre los 105  emigrantes que el día 12 habían zarpado de una playa de Tripoli, en Libia, con la esperanza de llegar a Italia.
Y efectivamente lograron llegar a Palermo. Claro que, a lo largo de su tremenda peregrinación, han visto morir a muchos compañeros de ilusiones y esperanzas. Unos habían muerto de hambre y de sed. Y otros doce murieron ahogados en el mar. No, no es que cayeran de la barcaza, es que otros los arrojaron a las aguas.
Cuando, angustiados y temblorosos, los emigrantes se refugiaron en la oración, alguien gritó: “¡Aquí sólo se reza a Alá!”  Yeboah ha contado que arrojaron al agua a nueve viajeros procedentes de Ghana y a otros tres procedentes de Nigeria. Lambert ha añadido que los musulmanes dijeron expresamente que no toleraban la presencia de cristianos a bordo.
Yeboah y Lambert se han salvado por milagro. Son dos personas que comparten con otros muchos la esperanza de vivir. Son dos testigos del horror al que lograron sobrevivir. Forman parte de los que decidieron abrazarse fuertemente para resistir a la presión de los musulmanes que deseaban empujarlos al mar.
Esta narración parece una parábola en acción. He ahí dos prófugos del hambre y de la guerra, a los que sólo mantiene una esperanza. Pero a las puertas de la salvación, los mismos desgraciados que los acompañan hacia la libertad, deciden entregarlos a la muerte. Tan solo porque son cristianos.
Casi todos los días los medios de comunicación social nos traen la noticia de alguna nueva matanza de “cruzados” en una parte u otra del mundo. La difusión de un vídeo  nos ha hecho ver el bárbaro asesinato de 28 cristianos coptos etíopes. El Papa Francisco ha enviado un mensaje de solidaridad al patriarca etíope Abuna Matthias.
No importa que sean de otra confesión cristiana. “Su sangre es única e igual en su confesión de Cristo –ha escrito el Papa-. La sangre de nuestros hermanos y hermanas cristianos es un testimonio que grita para hacerse oír por todos los que aún saben distinguir entre el bien el mal”.
En su última Asamblea Plenaria, el presidente de la Conferencia Episcopal,  cardenal Mons. Ricardo Blázquez dijo que matar en nombre de Dios es profanarlo y pervertir el sentido de su reconocimiento, que nos pide unir la adoración de su Nombre y el servicio a los demás”. 
 Los obispos españoles recuerdan que la comunidad cristiana oraba por Pedro mientras estaba en la cárcel (cf. Hch 12,5). En consecuencia, nos exhortan a orar por nuestros hermanos cristianos perseguidos, especialmente en los días que van de la Ascensión del Señor hasta Pentecostés. Que el Espíritu les conceda el don de la fortaleza, y que en todas partes  reinen la paz y la libertad religiosa.
                                                                             José-Román Flecha Andrés