martes, 2 de diciembre de 2025

REFLEXIÓN - Domingo 2º de Adviento. A 7 de diciembre de 2025

 

LA PROFECÍA Y LA VENIDA

“Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada” (Is 11,10). El profeta Isaías anuncia la llegada de un descendiente de David, sobre el cual se posará el Espíritu del Señor. “La justicia será el ceñidor de su cintura”. Su futuro será la paz, que es descrita con los colores de la armonía del paraíso. Con él llegará la concordia entre los pueblos.

El salmo responsorial se hace eco de esa profecía al cantar: “Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7).

Como a los romanos, san Pablo nos pide que “a través de nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza” (Rom 15,4). Un consejo muy oportuno para el tiempo del Adviento.

LA EXHORTACIÓN

En el evangelio de este segundo domingo de Adviento se nos presenta la figura de Juan Bautista, que dirige tres exhortaciones a las gentes que se acercan a él para hacerse bautizar en el Jordán:

• “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”. Es la hora de revisar y cambiar las actitudes habituales de las personas y de las estructuras. Convertirse no es solo disminuir el nivel del mal. Es prestarse a una nueva creación.

• “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. El Señor no deja de existir tan solo porque algunos hayan decidido que ya no existe o que nunca ha existido. El Señor está ahí y ha decidido entrar en nuestras vidas. Lo más razonable es preparar su camino y recibirlo con esperanza.

• “Dad el fruto que pide la conversión”. Pero no bastan las palabras para dar cuenta de una pretendida renovación de la casa, del gobierno o del santuario. El árbol se conoce por sus frutos. Y la conversión de la persona o de la institución exige dar buenos frutos.

EL MÁS FUERTE

Con ser muy importante, el mensaje de Juan no se reduce a una propuesta moral. Exhorta a la conversión y a cambiar de actitudes. Pero, además, o sobre todo, anuncia la llegada de otro que es más fuerte que él. Estas serán sus señas:

• “Bautizará con Espíritu Santo y fuego”. El viento y el fuego favorecen la vida, pero pueden purificar y limpiar, destruir y arrasar. El que ha de venir vendrá a renovar a las personas y a la comunidad.

• “Reunirá su trigo en el granero”. Como el labrador que usa el bieldo para separar el grano de la paja. Él realizará un juicio definitivo sobre el bien y el mal. Recogerá los mejores frutos de la humanidad y ayudará a valorarlos como se debe.

•” Quemará la paja en una hoguera que no se apaga”. El que ha de venir retirará las máscaras que presentan el mal con apariencia de bien. Y condenará al fuego los vicios y la corrupción, las apariencias y la mentira.

- Señor Jesús, anunciado por Juan el Bautista, en el Adviento decimos esperar tu visita. Por desgracia, la hemos convertido en la gran feria del consumo y la apariencia. Ayúdanos a preparar la celebración de tu venida y acogerte con sinceridad. Amén.   

                                                                                             José-Román Flecha Andrés