viernes, 5 de septiembre de 2025

REFLEXIÓN - Domingo 21 del Tiempo Ordinario. C 24 de agosto de 2025

 

LA PUERTA A LA VIDA ETERNA

“Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones…y anunciarán mi gloria a las naciones” (Is 66,18-21). Así se anuncia la llegada de todos los pueblos a Jerusalén.

Allí el Señor les manifestará su gloria. Y esa experiencia religiosa habrá de extenderse a toda la tierra.  El Señor enviará a sus mensajeros para que pasen el anuncio a toda la humanidad, representada por las naciones más conocidas en su tiempo.  

El salmo responsorial se hace eco de esa promesa de Dios al dirigir esta exhortación a todas las gentes de la tierra: Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre” (Sal 116,1-2).

En la Carta a los Hebreos, se nos exhorta a fortalecer las manos débiles, a robustecer las rodillas vacilantes, y a caminar por una senda llana (Heb 12,11-13).

LA PREGUNTA DE LA CURIOSIDAD

Según el evangelio, uno de sus oyentes dirige a Jesús una pregunta originada por la curiosidad: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?” (Lc 13,22-30). el Maestro no responde con teorías, sino con una exhortación muy concreta: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”. 

Jesús manifiesta que algunos que se dicen creyentes no entrarán por esa puerta, mientras que algunos paganos encontrarán el camino recto. 

 • Los seguidores de la Ley de Moisés confiaban en sus ayunos, en sus rezos y en sus ritos para asegurarse la salvación. Pero Jesús les advierte una y otra vez que esos signos externos no les garantizan la vida eterna. Aunque presuman de sus raíces históricas, serán excluidos de la cercanía de los patriarcas y de los profetas que los han precedido.

 • En cambio, los que parecían enemigos de Dios y de su pueblo, llegarán de los cuatro puntos cardinales “y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. La imagen del banquete es muy significativa. La lección es muy clara. Los que llegan de lejos están más cerca de Dios que los que siempre habían profesado creer en el Dios de sus padres.

LAS RESPUESTAS DE LA FE

En el texto evangélico  resuena la invocación “Señor ábrenos” (Lc 13,25). Con ella unos y otros hemos de rogar ser admitidos en el banquete del Reino de Dios. 

• “Señor ábrenos”. Casi siempre pedimos al Señor que cure nuestras dolencias o nos solucione un problema grave. Con ello, reconocemos la grandeza de Dios y nuestra debilidad. Pero la fe nos lleva a pedirle que nos admita en su compañía y su intimidad.

• “Señor ábrenos”. Nuestra fe nos dice también que un día se manifestará la plenitud del Reino de Dios. Ser admitidos al banquete que él ha preparado es una gracia misericordiosa de Dios. Todos podemos llamar, pero solo él puede abrirnos la puerta.

• “Señor ábrenos”. En este tiempo, muchos no han abierto su puerta al Señor o la han cerrado sin saber bien por qué. Con todo, la fe nos dice que podemos entrar por la puerta estrecha y confiar en la misericordia de Dios. 

- Señor Jesús, en todos los pueblos y en todas las culturas hay muchas personas que te buscan sin conocerte. Tú conoces el corazón y la voluntad de todos. Te rogamos que nos concedas tu luz para que podamos descubrir el camino que nos lleva hacia ti y que nos dejemos guiar por la verdad que conduce a la vida eterna. Amén.  

                                                                             José-Román Flecha Andrés