EL DÍA DE LAS CANDELAS
“De
pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero
de la alianza que vosotros deseáis: Miradlo entrar, dice el Señor” (Mal 3,1-2).
El profeta Malaquías anuncia a ese mensajero como un fuego de fundidor y como
la lejía de un lavandero. Necesitamos esa limpieza que solo Dios puede aportar
a nuestra vida.
A la
luz de las candelas que acompañan nuestra procesión de entrada para celebrar la
eucaristía, proclamamos que deseamos meditar la misericordia de Dios en medio
de su templo (Salmo 47).
De todas formas, no podemos olvidar que al Mesías no le ha salido gratis nuestra redención. Así se nos recuerda en la segunda lectura de esta fiesta: “Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella” (Heb 2,18).
LA OFRENDA AL SEÑOR
Llevando
a Jesús como la ofrenda debida al Señor, María llegaba al templo de Jerusalén
para cumplir lo prescrito por la ley de la purificación y para presentar su
hijo a Dios y a la humanidad entera.
• José
y María llegaban en silencio, al presentar al que era la palabra eterna de
Dios. Ofrecían al Dios de la vida la vida que de él venía. Presentaban al Dios
eterno el Hijo de Dios que se hacía temporal.
• Mediante
la ofrenda de dos palomas, rescataban a Aquel que un día vería bajar sobre él
al Espíritu como una paloma. Con la ofrenda de los pobres rescataban al que se
había despojado de su riqueza para entrar en la comunidad de los pobres del
Señor.
• Simeón,
movido por el Espíritu iba al encuentro de María, que había sido cubierta por
la sombra del mismo Espíritu.
• Y María escuchaba cómo Ana, la profetisa, hablaba del Niño a todos los que entraban, mientras ella guardaba todo en su corazón.
LUZ Y GLORIA
Tanto
los comentarios de los antiguos Padres de la Iglesia como el rito de las
candelas evocan las palabras con que Simeón alababa a Dios por haber enviado a
Jesús como Salvador: “Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo
Israel” (Lc 2,32).
• “Luz para
alumbrar a las naciones”. En Jesús podía encontrar su oriente el mundo pagano
de entonces Y también puede encontrarlo el ambiente paganizado de hoy. El
mensaje del Maestro puede iluminar nuestras tinieblas. Esas que nos impiden
descubrir el camino de la paz y la justicia.
•
“Gloria de tu pueblo Israel”. En Jesús se encontraba la flor y el fruto de
aquel árbol que era el pueblo elegido de Dios. La nueva alianza recoge lo mejor
de la antigua. También hoy es de esperar que Jesús traiga la concordia a su
tierra y a su gente. El mensaje del Maestro no vino a abolir la ley de Moisés
sino a darle cumplimiento.
- Señor Jesús, nosotros te suplicamos humildemente que te reveles también en este tiempo nuestro, como la luz de Dios que puede disipar nuestras tinieblas. El Espíritu que guiaba a Simeón hasta el templo está presente hoy en nuestra Iglesia. Que ese mismo Espíritu nos ayude a nosotros a descubrir tu luz y tu verdad. Y nos impulse a anunciar, como Ana, la buena noticia de tu presencia en el mundo. Amén.
José-Román Flecha Andrés