UNA SOLA CARNE
“Serán los dos una sola carne”. En
estas palabras,
que reflejan el proyecto de Dios sobre el matrimonio, se
nos ofrecen al menos tres notas sobre la la intimidad sexual,
como el lenguaje que refleja y mantiene el
amor conyugal:
•
La sexualidad humana ha sido querida por Dios como signo de la mutua donación
de los esposos (Gén 2,21). La mujer es creada durante un sueño, que es el
espacio de las revelaciones divinas. El "tú" de la persona del otro
sexo refleja el mismo Tú de Dios.
•
La sexualidad humana señala la diferencia entre los seres humanos y los demás
vivientes. Solo ante la mujer, puede Adán salir de su soledad y encontrar una
ayuda que nunca le pueden proporcionar los demás seres de la creación (Gén
2,18.22).
• La sexualidad humana significa esa igualdad entre las personas que se expresa por el mismo origen material, por la semejanza del nombre del varón y la mujer y por la identidad de su destino: "serán una sola carne", en la unidad de la vida (Gén 2,23-24).
SENTIMIENTO Y COMPROMISO
Andando los
tiempos,
los fariseos preguntan a Jesús si es lícito a un hombre divorciarse de su mujer
(Mt 10,2-16). En el relato podemos observar tres datos:
• Los
fariseos parecen interesados solo por el aspecto legal. Les importa
estar bien con la ley. Reducen la relación entre los esposos a un asunto de
licitud. Pero Jesús se coloca en el terreno de la verdadera relación con Dios y
con la otra persona.
• Los fariseos consideran
el “acta de repudio” como un derecho del varón, cuando era un deber para que la
mujer pudiera volver a contraer matrimonio, sin quedar reducida a la
marginalidad y a la pobreza.
• Los fariseos se colocan en el punto de vista del esposo. Jesús les invita a redescubrir el proyecto de Dios. El amor no es solo un sentimiento: es un compromiso. Un camino de gozos y esperanzas, de proyectos y de pruebas, de fidelidad y de perdón.
ALENTAR EN LA PRUEBA
“Lo que Dios ha unido que no lo
separe el hombre”. Con esta frase Jesús
parece recoger un proverbio sobre la seriedad de las alianzas humanas. Y nos
ofrece un lema de vida, un motivo para la gratitud y una llamada al compromiso.
• “Lo que Dios
ha unido que no lo separe el hombre”. Los que siguen a Jesús están llamados a
descubrir el proyecto de Dios. Saben que Dios es amor. Y Dios es fiel. De Dios
viene el amor que aspire a mantener la entrega
total de los esposos.
• “Lo que Dios
ha unido que no lo separe el hombre”. Los cristianos han de preguntarse si su
matrimonio ha sido realmente unido por Dios. Si es
así, verán también la mano de Dios en la continuidad de su amor y le darán gracias por ello.
-
Señor Jesús, tú conocías las opiniones de tu pueblo sobre el matrimonio. Pero
nos exhortaste a verlo con los ojos de Dios. Hoy los esposos cristianos
necesitan como nunca ver en el amor de Dios la luz y la fuerza para mantener su
alianza. Ayúdalos a descubrir, en tiempos de paz y en tiempos de crisis, la
gracia y la tarea de la fidelidad. Y ayuda a tu Iglesia a escucharlos y
alentarlos en la prueba. Amén.
José-Román Flecha Andrés