martes, 25 de junio de 2024

REFLEXIÓN - Domingo 13º del Tiempo Ordinario. B. 30 de junio de 2024

LA  MUERTE Y LA ENFERMEDAD

 “Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella” (Sab 1,13-15; 2,23-24). 

En este texto del libro de la Sabiduría se pretende afirmar y promover la fe en el Dios creador de la vida. La fe de Israel reconocía que el hombre ha sido creado a imagen de Dios. Ahora bien, la misericordia y la fidelidad de Dios no tienen fecha de caducidad. En consecuencia, también el hombre ha de superar la frontera de la muerte temporal para sobrevivir en la eternidad de Dios.

Apoyados en esa confianza, hoy nosotros nos atrevemos a cantar con el salmo responsorial: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado” (Sal 29).

En la segunda lectura, Pablo exhorta a los fieles de Corinto a colaborar con su donativo en favor de los pobres de Judea. En lugar de tratar de fomentar una compasión efímera hacia los más necesitados, el apóstol menciona el ejemplo de Cristo, que, siendo rico, se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza (2 Cor 8,7-15).

LA ORACIÓN Y LA PALABRA

En el relato evangélico se evocan dos realidades tan humanas como la enfermedad y la muerte (Mc 5,21-43). Sin duda, todos podemos recordar situaciones muy cercanas a nosotros. Y haremos bien en reflexionar sobre el mensaje que se transmite en estos textos.  

• Nuestra atención se dirige a dos mujeres. Una lleva doce años enferma de hemorragias. Y doce años tenía también la hija de Jairo al caer en brazos de la muerte. 

• Además, se observa el poder de la oración. Por la niña intercede su padre con palabras que reflejan confianza. La mujer enferma ruega por sí misma desde su callado pudor.

• En casa de Jairo, la palabra de Jesús pone silencio a los lamentos de las plañideras. La mujer enferma ha de superar su propio silencio para dar testimonio de su sanación.

• En ambos casos, se sugiere que la fe no nace del milagro, sino que el milagro es posible porque la necesidad de las personas revela ya su fe y su confianza. 

• Los detalles de esta doble escena nos sorprenden. Pero el texto manifiesta sobre todo el poder y la misericordia de Dios, que se hace visible en la compasión de Jesús.

LO ANTIGUO Y LO NUEVO

El relato evangélico nos invita a reflexionar sobre la relación que existe entre los sentidos y la fe y sobre la relación entre la antigua alianza y la novedad de la fe en Cristo. 

• En los dos casos, se subraya la importancia del contacto. La mujer quería “tocar” con su mano el manto de Jesús. Y Jesús “tomó de la mano” a la niña muerta. Con todo, ha de quedar claro que no es la magia la que devuelve la salud y la vida. 

• En los dos casos, se insinúa que Jesús podía “contagiarse” de la impureza legal que suponían tanto la muerte como la hemorragia. El relato parece indicar que ya ha llegado la hora de superar aquellas antiguas tradiciones de Israel. 

• En los dos casos, se percibe el contraste entre la antigua Ley y la salvación aportada por Jesús. La sinagoga presidida por Jairo no da la vida. Y las purificaciones a las que se habría sometido la mujer durante años no dan la salud que Cristo otorga en un momento.

- Señor Jesús, tú conoces bien la fragilidad de tantas personas afligidas por la enfermedad y por el temor a la muerte. Hoy te presentamos con fe su debilidad. Acepta nuestra humilde intercesión por nuestros hermanos y nuestras hermanas que sufren. Que la fe nos acerque siempre a ti,  nuestro Señor y Salvador. Amén.

                                                                                                               José-Román Flecha Andrés