LA
MISERICORDIA, DON Y TAREA
1.
Por decisión de san Juan Pablo II, el domingo segundo de Pascua, recordamos y
celebramos la misericordia de Dios. Él no nos trata como merecen nuestros
pecados, sino que derrama sobre nosotros su perdón y su gracia. A la
misericordia de Dios debemos el ser. Él es la fuente de la vida y nos exhorta a
vivirla en amor y gratitud.
2. Además
de ser un don divino, la misericordia es una responsabilidad humana. En nuestro
mundo no es fácil entender la virtud de la misericordia. Ni siquiera hablamos
de ella, pero nos vendría bien a todos recordarla con más frecuencia.
3.
Los prejuicios nos hacen olvidar la comprensión. Pero la compasión y la
misericordia hacen más humanas las relaciones entre las personas, entre los
miembros de la familia y entre los grupos sociales.
4. Es
cierto que nos damos cuenta de que todos podemos prestar ayuda a los demás, cuando
las personas o los diversos grupos de ciudadanos se ven perturbados por una
catástrofe natural o por un atentado terrorista.
5. Sin
embargo, en la vida ordinaria creemos que nosotros no necesitamos la
misericordia y la compasión de los demás. Y hasta pensamos que los que pasan
necesidad pueden ser más autónomos de lo que se imaginan.
6. Olvidamos
la misericordia por la importancia que damos a los derechos humanos. No
queremos que los demás tengan misericordia de nosotros. Queremos que nos hagan
justicia. Pero sin el aceite de la misericordia, la justica chirría y ofende.
7. Nos hemos vuelto muy individualistas. Hemos
hecho de la comodidad un ideal de vida y de actuación. Nos incomoda acercarnos
a los demás. Pensamos que si sigue habiendo pobres o necesitados en el mundo,
eso “es problema suyo”.
8. Hacemos
la declaración de nuestros ingresos. Por eso pensamos que es la administración
pública la que tiene que emplear nuestros dineros para promover una mejor
justicia social. Pero a nosotros que no nos pidan más.
9. Además nos hemos hecho muy escépticos. Nos
llegan tantas encuestas que ya no nos creemos los datos sobre la pobreza, sobre
el hambre, sobre la persecución de nuestros hermanos. Pensamos que las noticias
exageran un poco.
10. Para los
cristianos, las obras de misericordia no son solo gestos de humanidad o buena
educación. Creemos que por medio de estas obras manifestamos nuestra compasión
al mismo Jesucristo. Pero en una sociedad que ha olvidado la fe cristiana, es
difícil descubrir que al prestar atención a los demás, es Cristo quien es
atendido.
Hoy
recordamos las palabras de san Juan de Ávila: “Si solos los necesitados
hubiesen de ser socorridos, y tan limitadamente como nosotros queremos socorrer
solamente a los pobres, bien podríamos olvidar cómo nos socorre Dios”.
José-Román Flecha Andrés