LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Al recordar la Anunciación del Señor
a María peregrinamos espiritualmente hasta Nazaret y visitamos la Basílica de
la Anunciación. En la gruta de la Virgen, una inscripción grabada sobre el
mármol del frontal del altar nos recuerda: “Aquí el Verbo de Dios se hizo
carne”.
1.Ya
al siglo IV se remonta el mosaico que se encuentra en San Salvador in Chora, en
Estambul, en el que el ángel sorprende a María cuando se dirige al pozo con un
cántaro en la mano. Y del siglo XII proviene el mosaico de la Anunciación que se
ve en la basílica romana de Santa María in Trastevere.
Evocamos
la Anunciación del siglo XII que se encuentra en el Panteón de Reyes de la
Colegiata de San Isidoro, en León, así como las esculturas góticas de las
jambas de la portada norte de la Catedral.
El
tema ha sido representado por Giotto, Fra Angelico, Leonardo da Vinci, Caravaggio y Lanfranco. Y, entre nosotros,
por Berruguete El Greco, Zurbarán, Lanfranco, Murillo, Francisco de Goya,
Salvador Dalí o Kiko Argüello.
2.Según san Juan de Ávila este día
podría calificarse como “día del remedio del mundo”, así como “día de redención de cautivos”, o bien “día
de desposorios” o “día de dar grandes limosnas”. Y a continuación ponderaba
cuán grande es la gracia que hoy recibió el mundo.
3.Reflexionando
sobre el significado de la fiesta de la Anunciación del Señor, el papa san
Pablo VI escribe que “María, como la nueva Eva, virgen fiel y obediente, con
su fiat generoso se convirtió, por
obra del Espíritu, en Madre de Dios y también en verdadera Madre de los
vivientes, y se convirtió también, al acoger en su seno al único Mediador, en
verdadera Arca de la Alianza y verdadero Templo de Dios”.
4.En
su encíclica sobre la Madre del Redentor, san Juan Pablo II subrayaba que “el donarse
salvífico que Dios hace de sí mismo y de su vida en cierto modo a toda la
creación, y directamente al hombre, alcanza en el misterio de la encarnación
uno de sus vértices”.
5.Más
recientemente, el papa Francisco se ha referido a la Anunciación a María para
invitarnos a reflexionar sobre su oración: “María está en
oración, cuando el arcángel Gabriel viene a traerle el anuncio a Nazaret... No hay
mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, de
corazón abierto a Dios: “Señor, lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y como Tú
quieras”. Es decir, el corazón abierto a la voluntad de Dios. Y Dios siempre
responde”.
Una vida entera no nos bastaría para contemplar la magnitud de este acontecimiento que ha cambiado la suerte de la historia humana. Que esta fiesta nos descubra el sentido de la Anunciación a María. Y que ella nos ayude a ser humildes testigos y portadores de este motivo de esperanza para todos nuestros hermanos.
José-Román Flecha Andrés