DEL ODIO AL AMOR
“No odiarás de corazón a tu hermano.
Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás
ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti
mismo”. El libro del Levítico presenta estas normas de comportamiento como dictadas
a Moisés por el mismo Dios (Lev 19,17-18).
Dios
pide a los hijos de su pueblo que eviten
el odio y también la venganza y el rencor.
Y además, les pide que practiquen la corrección fraterna y el amor al
prójimo como se aman a sí mismos. Si la prohibición parece difícil, el mandato añadido
ha de ser considerado también hoy como la fuente de la paz y de la buena
convivencia.
Según el salmo responsorial, Dios es el último
y verdadero modelo de esa conducta: “El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia” (Sal 102).
Por tercer domingo consecutivo leemos cómo san Pablo habla de la sabiduría a los fieles de Corinto. El Apóstol les pide que nadie se crea sabio en este mundo, “porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios” (1 Cor 3,16-23).
NORMAS DE CONDUCTA
En
el evangelio del domingo pasado, Jesús explicaba el sentido positivo de tres
mandamientos bíblicos que prohíben matar, adulterar y jurar. En el texto que
hoy se proclama, el Maestro explica el nuevo sentido de otros preceptos que
eran frecuentemente repetidos por las gentes de su pueblo (Mt 5,38-48).
•
“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente”. En contra de lo que
se suele pensar, esa norma del talión no era un permiso para la venganza. Era
una restricción de la venganza salvaje que prometía Lamec, descendiente de
Caín. Pero Jesús aconseja romper la espiral de violencia y no hacer frente al que
nos agravia.
• “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. El amor estaba ya prescrito en el libro del Levítico. Aborrecer al enemigo no era una norma bíblica sino la regla de algunos grupos que unían su fanatismo a su piedad. Pero Jesús exhortaba a sus discípulos a amar a los enemigos y a orar por sus perseguidores.
UN AMOR GRATUITO
Con
todo, Jesús no se limita a explicar los mandamientos o a dar un nuevo sentido a las
antiguas normas transmitidas de generación en generación. A continuación expone
tres modelos de comportamiento que han de ser distintivos para sus seguidores.
• Amar a los que nos aman es una actitud de camaradería
que se encontraba también entre los publicanos o cobradores de tributos. En esa
solidaridad estaba ya el premio a esa conducta. Pero los discípulos del Señor
habían de ser diferentes.
• Saludar
a los hermanos o parientes es habitual también entre los paganos. Los lazos de
la sangre o de la vecindad y la amistad requieren esa formalidad social. Pero
los discípulos del Señor han de ampliar el ámbitos de sus relaciones amistosas.
•
Tratar de ser perfectos, como el Padre celestial es perfecto es una aspiración
que requiere la fe. El Padre es el
modelo del comportamiento de los seguidores del Hijo de Dios. Y es también
el premio a ese nuevo estilo de vida y de fraternidad.
- Señor Jesús, al exhortarnos a amar a nuestro prójimo y a nuestros enemigos tú nos enseñas un nuevo estilo de amor gratuito. Solo el Dios creador ha puesto el bien donde había el mal. Que tu Espíritu nos ayude a imitar su bondad. Amén.
José-Román Flecha Andrés