“No tentarás al Señor tu Dios”
(Mt 4,7)
1.
Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto. En el
desierto el pueblo de Israel había tentado varias veces a Dios. ¿Qué significa
que el diablo tiente o ponga a prueba a Jesús?
2.
¿Qué podía significar para las primeras comunidades
cristianas el relato evangélico de las tentaciones de Jesús? ¿Y qué puede
significar para las comunidades de hoy?
3.
¿Cuáles son las pruebas o tentaciones más frecuentes a
las que es sometida hoy la Iglesia?
4.
¿Cómo traducir a la situación y al lenguaje de hoy este
relato evangélico? ¿Cada uno de nosotros puede reconocerse a sí mismo en alguna
de las tres tentaciones de Jesús?
5.
Las tentaciones que el demonio dirigía a Jesús trataban
de dejar en claro la identidad de Jesús, su confianza en Dios y su misión. Las
tentaciones que nosotros padecemos ¿nos llevan a descubrir nuestra verdad más
profunda?
6.
¿Se puede decir que los hombres tentamos a Dios? ¿En qué
ocasiones tratamos de ponerle a prueba? ¿Estamos realmente convencidos de que
solo se debe adorar a Dios?
7. ¿Cómo podemos y debemos educar a las nuevas generaciones para que puedan superar las tentaciones a las que están siendo sometidas?
José-Román Flecha Andrés