lunes, 4 de julio de 2022

CADA DÍA SU AFÁN 9 de julio de 2022

 

                                                                         

LA EUCARISTÍA COMO ENCUENTRO

El día 22 del pasado mes de junio el papa Francisco ha publicado la exhortación apostólica “Desiderio desideravi”.  El título está tomado de las palabras con las que Jesús manifiesta hasta qué punto había deseado celebrar con sus discípulos la que había de ser su última cena.

Situándonos en ese momento, el papa Francisco quiere ofrecer unas reflexiones sobre la celebración del sacramento de la eucaristía. Ya desde el inicio nos recuerda que la santa misa no es una representación más o menos atrayente sino que es un encuentro con Jesucristo.

Como se sabe, la Constitución sobre la sagrada liturgia fue el primer documento del concilio Vaticano Segundo. Esa prioridad tuvo la ventaja de atraer la atención de los católicos hacia la importancia de la celebración de los sacramentos. Pero al mismo tiempo suscitó el rechazo de quienes pretendían ser fieles a la fe cristiana manteniendo el uso del misal promulgado por San Pío V.

En este nuevo documento el papa Francisco desea superar divisiones y resentimientos para que encontremos todos juntos el sentido de la celebración eucarística.

Para ello nos invita a vencer la tentación de la mundanidad y también las dos herejías del gnosticismo y del neopelagianismo, que ya ha analizado en otras ocasiones. La primera nos intoxica con el veneno del subjetivismo, mientras que la Eucaristía representa el realismo de la Redención. La segunda nos inyecta el veneno de la autosuficiencia, mientras que la eucaristía  se revela como la obra del Señor, no debida a la fuerza de  nuestra voluntad.

El Papa nos exhorta a estudiar y a explicar a los demás  el significado del misterio eucarístico. Según él, tanto los sacerdotes como los fieles laicos necesitamos una seria y continua preparación. La celebración es un arte que no puede improvisarse ni se aprende en unas clases de oratoria o representación.

Recordando tanto al teólogo Romano Guardini como al papa san Pablo VI, subraya una y otra vez la belleza de la celebración de la santa misa. Una belleza que no consiste en el mero ritualismo sino en la veracidad de lo que significan los ritos, las palabras, los cantos y los mismos gestos.

Sin pretender insistir sobre el papel de la homilía, a la que se ha referido en otras ocasiones, añade unas preciosas indicaciones sobre el espíritu que ha de informar al sacerdote que celebra para que no se sienta el protagonista en el lugar de Jesucristo.  

Y a toda la asamblea litúrgica el papa Francisco le recuerda la importancia que tiene el silencio en esa celebración, en la que la comunidad está llamada a encontrarse con su Señor.

Es de esperar que esta exhortación apostólica sea leída y reflexionada tanto por los fieles individuales como por los distintos grupos  de reflexión en la Iglesia.

                                                    José-Román Flecha Andrés