DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS
“Les
abrió el conocimiento para comprender las escrituras”. Pero ¿Quién tiene poder
para abrir el entendimiento de otros? ¿Y quiénes son esos otros que lo tienen
tan cerrado que necesitan una ayuda?
Seguramente, en nuestra cultura todavía es posible encontrar personas
que puedan dar respuesta a esas preguntas.
Pues
bien, el sujeto que realiza esa apertura es Jesús resucitado que goza del poder
y la delicadeza para llevarla a cabo. Y los que necesitan esa apertura son sus
discípulos, que todavía viven confinados y amedrentados por la suerte y la
muerte de su Maestro.
Pero
esa frase ha adquirido actualidad por encabezar una carta del papa Francisco,
con la que instituía el “Domingo de la Palabra de Dios”. La carta está firmada
el día 30 de septiembre del año 2019, en que se celebraba la memoria de San
Jerónimo.
Las
personas que han viajado a Tierra Santa, tal vez han bajado a las cuevas que en
Belén recuerdan la presencia de ese eremita y doctor de la Iglesia que por allí
tradujo la Biblia al latín. Como esa era la lengua del pueblo, aquella
traducción fue denominada como la “Vulgata”.
En
el prólogo a su comentario al libro del profeta Isaías, aquel eminente
lingüista y biblista nos dejó un pensamiento mil veces citado. Una frase que es
una declaración de principios y, sobre todo, una manifestación de lo más
nuclear de la fe: “La ignorancia de las
Escrituras es ignorancia de Cristo”.
Con
su carta, el Papa nos exhorta a conocer mejor la Palabra de Dios. Muchos tenemos
ya la Biblia. Pero no podemos tenerla de adorno. Ella nos ayudará a orar con fe,
a celebrar mejor los sacramentos y a vivir nuestras relaciones humanas con más
sentido de respeto y de fraternidad con los demás.
Aún
no había llegado hasta nosotros la oleada mortal del coronavirus. Pero el Papa ya
escribía que “la dulzura de la Palabra de Dios nos impulsa a compartirla con
quienes encontramos en nuestra vida para manifestar la certeza de nuestra
esperanza”.
Y
añadía que nos asalta una cierta amargura cuando percibimos qué difícil es
vivir la esperanza de manera coherente. O al sentir que se rechaza, porque no
se considera válida para dar sentido a la vida. La pandemia nos ha hecho vivir
en varias ocasiones esa experiencia dolorosa.
Precisamente
ahora, el papa Francisco nos dice que “es necesario no acostumbrarse nunca a la
Palabra de Dios, sino nutrirse de ella para descubrir y vivir en profundidad
nuestra relación con Dios y con nuestros
hermanos”.
Pues bien, el “Domingo de la Palabra de Dios” se celebra este año el día 23 de enero. Que la lectura de la Palabra de Dios nos lleve a vivirla de corazón y a difundirla con valor, convicción y alegría.
José-Román Flecha Andrés