José-Román Flecha Andrés
Páginas: 304
Colección: Ágape 52
Precio (con IVA): 20 €.
Los griegos ponían en
la belleza y la bondad el ideal de la vida humana y el camino para alcanzar la
felicidad. Un camino jalonado por las cuatro virtudes de la prudencia, la
justicia, la fortaleza y la templanza.
San Pablo aconseja a
los Filipenses que asuman lo bueno que encuentren en su ambiente, en su
cultura. Claro que ya en la primera carta a los Tesalonicenses alaba otras tres
virtudes que distinguen a los discípulos de Cristo: la fe, la esperanza y la
caridad. Tres virtudes que caracterizan a toda persona por serlo. Pero el hecho
de la Encarnación del Verbo de Dios transforma a las siete virtudes.
Después de un largo
tiempo de descrédito, es hora que regresen a la enseñanza de la teología, a la
catequesis, a la reflexión y a la vida cristiana. Para que nuestra vida sea
realmente buena.
José-Román Flecha Andrés es sacerdote de la diócesis de León y profesor
emérito de Teología Moral en la Universidad Pontificia de Salamanca. En el
Secretariado Trinitario ha publicado Vida
cristiana, vida teologal. Para una moral de la virtud, traducida al
portugués en Brasil; una recopilación de sus reflexiones sobre los Evangelios
de los domingos y las fiestas, que lleva por título Palabra del Señor; El Dios de los Ancianos, libro traducido al
italiano; y, por último, Amor y alegría.
El fruto del Espíritu.
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