sábado, 6 de junio de 2015

LA MISA SOBRE EL MUNDO Pierre Teilhard de Chardin


                    EN EL ALTAR DEL MUNDO TODA LA VIDA ESTÁ:
LAS PENAS Y LOS GOZOS, LAS ESPERANZAS, LA HUMANIDAD.

Ya que, una vez más, Señor,
ahora… en las estepas de Asia,
no tengo ni Pan, ni Vino, ni Altar,
me elevaré por encima de los símbolos
hasta la pura majestad de LO REAL,
y TE OFRECERÉ, yo, tu sacerdote,
sobre el Altar de LA TIERRA ENTERA,
 el TRABAJO y el DOLOR del MUNDO.

El sol acaba de iluminar, allá lejos,
la franja extrema del horizonte.
Una vez más, la superficie viviente de la tierra
se despierta, se estremece
y vuelve a iniciar su TREMENDA LABOR
bajo la capa móvil de sus fuegos.
Yo colocaré sobre mi Patena, ¡oh, Dios mío!,
la ESPERADA COSECHA de este NUEVO ESFUERZO.

Derramaré en mi Cáliz la SAVIA
de todos los frutos que serán molidos hoy.
Mi Cáliz y mi Patena son
las profundidades de UNA ALMA AMPLIAMENTE ABIERTA
a todas las fuerzas que, en un instante,
van a elevarse desde todos los puntos del globo
y a converger hacia el Espíritu.
¡Que vengan, pues, a mí, el recuerdo
y la mística PRESENCIA de AQUELLOS
a quienes la luz despierta para un nuevo día!

EN EL ALTAR DEL MUNDO TODA LA VIDA ESTÁ:
LAS PENAS Y LOS GOZOS, LAS ESPERANZAS, LA HUMANIDAD 

Señor, voy VIENDO y los voy AMANDO, uno a uno,
a AQUELLOS a quienes tú me has dado como sostén
y como encanto naturales de mi existencia.
También uno a uno voy contando los miembros
de esa otra y tan querida familia
que se han ido juntando poco a poco en torno a mí,
a partir de los elementos más dispares,
de las afinidades del corazón,
de la investigación científica y del pensamiento.

Más confusamente, pero A TODOS SIN EXCEPCIÓN,
evoco a AQUELLOS cuya multitud anónima
constituye la masa innumerable de LOS VIVIENTES;
a AQUELLOS que me rodean y me soportan
sin que yo los conozca;
a los que vienen y los que se van;
a AQUELLOS, sobre todo, que, en la verdad o a través del error,
en su despacho, en su laboratorio o en su fábrica
creen en el progreso de las cosas
y perseguirán apasionadamente hoy la luz.

Quiero que en este momento
mi ser resuene acorde con el profundo murmullo
de ESA MULTITUD agitada, confusa o diferenciada,
cuya inmensidad nos sobrecoge;
de ese OCÉANO HUMANO
cuyas lentas y monótonas oscilaciones
introducen la turbación en los corazones más creyentes.

EN EL ALTAR DEL MUNDO TODA LA VIDA ESTÁ:
LAS PENAS Y LOS GOZOS, LAS ESPERANZAS, LA HUMANIDAD 

TODO lo que va a AUMENTAR en el Mundo,
en el transcurso de este día,
TODO lo que va a DISMINUIR
 –TODO lo que va a MORIR, también–, he aquí, Señor,
lo que trato de concentrar en mí para OFRECÉRTELO;
he aquí la MATERIA de mi sacrificio,
el único sacrificio que a ti te gusta.

Antiguamente se depositaban en tu templo
las primicias de las cosechas y la flor de los rebaños.
La OFRENDA que realmente estás esperando,
aquélla de que tienes misteriosamente necesidad
todos los días para saciar tu hambre, para calmar tu sed,
es nada menos que EL ACRECENTAMIENTO DEL MUNDO
arrastrado por el universal devenir.