Sábado VII
Hch
28,16-20.30-31
Jn
21,20-25 MAYO 23
Cuando
Pedro le vio, preguntó a Jesús: “Señor, ¿y qué hay de este?”. Jesús le
contestó: “Si yo quiero que permanezca hasta mi regreso, ¿qué te importa a ti?
Tú sígueme”. Por esto corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo
no moriría. Pero Jesús no había dicho que no moriría, sino: “Si yo quiero que
permanezca hasta mi regreso, ¿qué te importa a ti?”. Éste es el mismo discípulo
que da testimonio de estas cosas y lo ha escrito. Y sabemos que dice la verdad.
Jesús hizo otras muchas cosas. Tantas que, si se escribieran una por una, creo
que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse.
Preparación: A lo largo de todo el tiempo
pascual hemos venido leyendo el libro de los Hechos de los Apóstoles y el
Evangelio según San Juan. En ambos
hemos ido encontrando, por un lado, los rasgos y la aventura de las comunidades
cristianas primitivas y, por el otro, el eco contemplativo de la Palabra hecha
carne y la memoria de las palabras y los gestos de Jesús.
Lectura: El final de los Hechos de los Apóstoles recoge el
testimonio de Pablo que resume las tares del evangelizador: recibir a todos,
predicar el Reino de Dios y enseñar la vida de Jesucristo. La segunda lectura
nos ofrece el final del evangelio según San Juan. Tras escuchar la profecía que
se refiere a él, Pedro se muestra interesado en conocer la suerte que espera al
discípulo amado. La respuesta de Jesús repite la palabra con la que lo había
llamado un día, a las orillas del lago de Galilea: “Tú sígueme”. El penúltimo
verso puede deberse a un grupo de discípulos que dan fe de la fidelidad con la
que el evangelista ha transmitido la vida y la enseñanza de Jesús: “nosotros
sabemos que su testimonio es verdadero”. Es conmovedor ese eco de la comunidad
a la palabra del testigo y escritor
Meditación: Nuestra meditación se centra hoy
en esa palabra de Jesús: “Tú sígueme”. Jesús llamó a los que quiso para que le
siguieran, estuvieran con él, imitaran su estilo de vida y transmitieran un día
su mensaje, haciendo discípulos en todos los pueblos. El seguimiento de Cristo
es la primera de las notas que definen al discípulo. Seguir a Jesús con
libertad y pobreza, con amor y fidelidad, con dedicación y generosidad es un
honor para todos los que han sido llamados. La otra nota que define al
discípulo es la aceptación del envío a la misión.
Oración: “Dios todopoderoso, concédenos
conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas
fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén”.
Contemplación: Como en la mañana de la
resurrección, de nuevo aparecen juntos Simón Pedro y el discípulo al que amaba
Jesús. Ambos miran a Jesús, como nosotros lo miramos: con gratitud por la
llamada y con el deseo de mantenernos junto a él en fidelidad. Ambos discípulos
representan a toda la Iglesia. También ella ha sido elegida para seguir al Señor
y para transmitir su mensaje a todas las gentes.
Acción: Leer ya desde hoy la secuencia de
Pentecostés que se leerá en la misa de mañana, antes de la proclamación del
Evangelio.
José-Román Flecha Andrés