domingo, 3 de mayo de 2015

LECTIO DIVINA-LUNES 5ª SEMANA DE PASCUA


Lunes V
Hch 14,5-18
Jn 14,21-26                                                                                                                    MAYO 4
En aquel tiempo dijo Jesús: “El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también le amaré y me mostraré a él”. Judas (no el Iscariote) le preguntó: “Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo?”. Jesús le contestó: “El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. El que no me ama no hace caso a mis palabras. Las palabras que estáis escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado. Os he dicho todo esto mientras permanezco con vosotros; pero el Espíritu Santo, el defensor que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho”.
  
Preparación: Sobre los mandamientos escribe el Papa Francisco en su carta encíclica La luz de la fe : “El decálogo es el camino de la gratitud, de la respuesta de amor, que es posible porque, en la fe, nos hemos abierto a la experiencia del amor transformante de Dios por nosotros” (LF 46).

Lectura: En la primera lectura vemos a Pablo y Bernabé, mensajeros de la Palabra de Dios, rechazar los sacrificios que pretenden ofrecerles los paganos de Listra. También en el evangelio recuerda Jesús la importancia de escuchar la Palabra de Dios. Esa escucha exige el servicio y la entrega del amor y éste se manifiesta en el cumplimiento de los mandamientos. Ahora bien, este cumplimiento de los mandamientos requiere la presencia y la iluminación del Espíritu Santo, que Jesús enviará como defensor y abogado de los creyentes.

Meditación: Como se puede ver, por seis veces se repite en el evangelio de hoy la vocación al amor que caracteriza a los seguidores de Jesús. Desde el primer momento, los discípulos están llamados a amar a su Maestro y Señor. Como es evidente, ese amor se manifiesta en la escucha de su palabra y en el cumplimiento de sus mandamientos. Muchas veces pensamos que ese cumplimiento es difícil. Pero Jesús nos promete asistirnos con su amor, con el amor del Padre y con la asistencia del Espíritu Santo.

Oración: Señor Jesús, intercede ante el Padre para que nos envíe el Espíritu Santo, como defensor, y  nos enseñe todas las cosas y nos recuerde todo lo que tú nos has dicho. .

Contemplación: De nuevo contemplamos a Jesús en el marco de la última cena. De nuevo oímos la pregunta de un discípulo, en este caso, Judas Tadeo: “Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo?”. Y de nuevo esta intervención suscita en Jesús una respuesta que va más allá de las intenciones del que pregunta: “El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. El que no me ama no hace caso a mis palabras”. La Escritura contraponía con frecuencia a los que escuchan y a los que no escuchan la Palabra de Dios. Según Jesús, amarle y hacer caso de su palabra es lo que marca la diferencia entre ambos tipos de creyentes

Acción: Preguntarnos qué tipo de engaño significa decir que escuchamos la Palabra de Dios y no respondemos con un amor consecuente.
                                                                           José-Román Flecha Andrés