domingo, 29 de marzo de 2015

LECTIO DIVINA- LUNES SANTO

                                                          Retablo catedral vieja de Salamanca                  
Lunes Santo

Is 42,1-7
Jn 12,1-11
MARZO 30

Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María, tomando unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, perfumó los pies de Jesús y luego los secó con sus cabellos. Toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, aquel que iba a traicionar a Jesús, dijo: “¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios, para ayudar a los pobres?”. Pero Judas no dijo esto porque le importasen los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba del que allí ponían. Jesús le dijo: “Déjala, porque ella estaba guardando el perfume para el día de mi entierro. A los pobres siempre los tendréis entre vosotros, pero a mí no siempre me tendréis”. Muchos judíos, al enterarse de que Jesús estaba en Betania, fueron allá, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se separaban de ellos y creían en Jesús.

Preparación: Durante la Semana Santa leeremos los poemas del Siervo de Dios que se encuentran en la segunda parte del libro de Isaías. Hoy el Siervo se presenta como un hombre manso y humilde. En el imperio babilónico el pregonero real rompía una caña y apagaba una lámpara, para anunciar que se había decretado una pena de muerte. Pero  el elegido por Dios “no quebrará la caña cascada ni apagará la mecha vacilante”. Es el pregonero de la vida, llamado por Dios para ser signo de su alianza y promotor de su justicia. Él abrirá los ojos de los ciegos y sacará a los cautivos de la prisión. Esta figura misteriosa preanuncia la misión de Jesús, elegido por Dios como testigo de su misericordia y de su salvación.


Lectura: El evangelio según san Juan dice que seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, a casa de sus amigos Lázaro, Marta y María. La despedida está marcada por un dramático contraste. Por una parte se recuerda el costoso perfume de nardo con el que María unge los pies de Jesús. El gesto anticipa de alguna manera su sepultura, como el mismo Jesús declara. Pero, frente a la delicadeza de los amigos, se oye la amarga crítica de Judas, escandalizado del homenaje que se tributa a su Maestro. Con un cinismo que se repetirá en cada siglo, Judas aparenta preocuparse por los pobres, precisamente él, que es recordado como ladrón por el mismo evangelista.

Meditación: También nosotros nos encontramos hoy a seis días de la celebración de la fiesta de Pascua.  Todo nos habla ya de los acontecimientos que vamos a celebrar en esta semana. Esperamos que, también en nosotros y en nuestras comunidades, el Señor se vea confortado por gestos afectuosos y hospitalarios. Y deseamos que el amor al Señor no nos haga olvidar a los pobres con los que él se identifica.

Oración: Con un corazón conmovido repetimos en este lunes santo la oración litúrgica de este día:  “Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y levanta nuestra débil esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo”. Amén.

Contemplación: Contemplamos a Jesús en la casa de los amigos de Betania. Jesús concede un significado especial a la unción con el perfume. Según él, María anticipa ya los ritos funerarios que pronto habrán de aplicar al Señor. Y así es, puesto que, al mismo tiempo, se nos advierte de que el fin de Jesús está próximo. Baste para recordarlo la conjura  de los sumos sacerdotes, decididos a matar no sólo a Jesús sino  también a Lázaro, a quien el Señor ha devuelto a la vida.

Acción: Recordamos la frase del Deuteronomio: “A los pobres siempre los tendréis entre vosotros, pero a mí no siempre me tendréis”. Y nos preguntamos a qué pobres hemos de socorrer durante esta Semana Santa.
                                                                             José-Román Flecha Andrés