LA CULPA Y LA CONVERSIÓN
“Aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los
mató,
¿pensáis que eran más culpables
que los demás habitantes de Jerusalén?
Os digo que no. Y si no os convertís,
todos pereceréis de la misma manera”
(Lc 13,4-5)
1.
En
tiempos de Jesús se pensaba que las desgracias caían sobre los malvados. ¿No
sigue vigente esa idea en nuestro tiempo?
2.
¿No
es verdad que ante las víctimas de una catástrofe, nos preguntamos qué mal
habían hecho?
3.
Por
otra parte, ¿no nos escandalizamos al ver cómo prosperan los malhechores?
4.
¿No
hay personas que le preguntan a los creyentes de qué les sirve su fe si no les van
bien sus negocios o el comportamiento de sus hijos?
5.
¿Qué
idea del hombre y de su conciencia moral reflejan estas y otras preguntas
semejantes?
6.
Es
más, ¿estas preguntas no revelan una idea equivocada de Dios y de su
providencia?
7.
¿Entiendo
que esas palabras de Jesús me invitan personalmente a la conversión?
José-Román Flecha