EL BUEN CAMINO
La
imagen del camino ha sido muy significativa para todas las culturas. En el
libro de los Proverbios aparece con frecuencia como símbolo y aviso para
caminantes. He aquí algunos ejemplos:
1.“No
tomes el camino de los malvados, no vayas por el sendero de los malos.
Evítalos, apártate de ellos; anda por otro camino y pasa lejos” (Prov 4,14-15).
El
libro del Deuteronomio proponía al pueblo de Israel el camino del bien y de la
vida frente al camino del mal y de la muerte (Dt 30,15). Y el primero de los
salmos proclamaba dichoso al que no sigue el camino de los pecadores (Sal 1,1).
En
la misma línea se sitúa este consejo del libro de los Proverbios. Es una
advertencia que nace de la experiencia y de la sabiduría de los mayores.
No
demuestra ser muy inteligente quien toma el camino de los malvados. En un
primer momento parece que ofrece satisfacciones. Pero nunca conducirá a la
persona a la felicidad. Es sabio quien se propone evitar el camino del mal. El
bien es la mejor recompensa para quien lo busca.
2.“El
camino de los justos es como la luz de la aurora, cuyo brillo va creciendo
hasta el mediodía. Pero el camino de los malvados es solo oscuridad; no saben
cómo será su caída” (Prov 4,18-19).
La
imagen usada por este proverbio bíblico afirma que los justos caminan en la luz
y son una guía fiable para los demás. Pero los malvados caminan en las
tinieblas, caen en el abismo y arrastran a otros en su caída.
Según
el libro de Isaías, la luz surge cuando la persona decide compartir su pan con
el hambriento, abrir su casa a los pobres, vestir al desnudo y no volver la
espalda al hermano necesitado (Is 58,7-8).
3. “Tantea
primero el suelo bajo tus pies, para que tu andar sea seguro” (Prov 4,26).
Con
la dramática imagen de las arenas movedizas se refleja la situación de la
persona que no se ha preocupado de conocer la situación social en la que ha
llegado a implicarse.
Este
proverbio bíblico es una llamada a la virtud de la prudencia. Nos exhorta a
mirar dónde ponemos los pies. Y nos invita a evaluar los riesgos de nuestras
decisiones.
La
discreción nos ayudará a evitar que nos sorprenda una desgracia que habríamos
podido evitar. Necesitamos la prudencia para calcular nuestras fuerzas antes de
emprender un camino.
4.“No
te desvíes a derecha ni a izquierda, y aparta tus pasos de la maldad” (Prov
4,27). A la advertencia negativa con la que se abre este proverbio sigue una
exhortación positiva que da la razón de lo anterior. El caminante ha de evitar
las tentaciones que se le presentan, si pretende llegar a la meta que se ha
propuesto.
Pero
eso hacen también los malhechores. No se distraen mientras están obsesionados
por alcanzar sus objetivos. Cuando la meta es perversa, más vale mirar alguna
vez a la derecha y a la izquierda
José-Román Flecha Andrés