DIOS
CAMINA CON SU PUEBLO
El
día 29 de septiembre de este año 2024 se celebrará la Jornada Mundial del
Migrante y del Refugiado. Con ese motivo, el papa Francisco ha publicado un
mensaje que lleva por título: “Dios camina con su pueblo”.
En él
nos dice que la Iglesia ha de redescubrirse como pueblo de Dios en camino a
través de la historia, peregrinante o “emigrante” hacia el Reino de los Cielos.
Y a continuación recuerda el éxodo del pueblo hebreo.
“Al
igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes huyen a
menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de
falta de proyectos de desarrollo. Y así como los hebreos en el desierto,
también los emigrantes encuentran muchos obstáculos en su camino: son probados
por la sed y el hambre; se agotan por el trabajo y la enfermedad; se ven
tentados por la desesperación”.
Al
igual que los hebreos, “muchos emigrantes experimentan a Dios como compañero de
viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a él antes de partir y a él
acuden en situaciones de necesidad. En él buscan consuelo en los momentos de
desesperación. Gracias a él, hay buenos samaritanos en el camino. A él, en la
oración, confían sus esperanzas”.
Dios
no sólo camina con su
pueblo, sino también en su
pueblo. Se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la
historia, especialmente con los últimos, con los pobres y los marginados. Esa identificación
continúa el misterio de la Encarnación.
El
encuentro con el migrante, como el encuentro con cada hermano y hermana
necesitados, es también un encuentro con Cristo. Así nos lo dijo él en la
profecía del juicio final: «Estaba de paso, y me alojasteis» (Mt 25,35).
Por
eso, cada encuentro, a lo largo del camino, es una oportunidad para encontrar
al Señor. En la hermana o en el hermano
que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús. En este sentido, los pobres
nos salvan, porque nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor.
El
Papa nos exhorta a unirnos en oración por todos los que han tenido que
abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas. Y, al final, ofrece
una oración para esta Jornada dedicada a los migrantes y refugiados, que
concluye con esta petición:
“No permitas que nos constituyamos en amos de la porción del mundo que nos has dado como hogar temporal. Ayúdanos a no dejar nunca de caminar junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes hacia la morada eterna que tú nos has preparado. Abre nuestros ojos y nuestro corazón para que cada encuentro con los necesitados se convierta también en un encuentro con Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro. Amén”.
José-Román Flecha Andrés