LOS SILBOS DEL PASTOR
“Yo
soy el buen Pastor.
El buen pastor da su vida por
las ovejas”
(Jn
10,11)
1.
En nuestra cultura ya no es muy conocida
la imagen del pastor. ¿Cómo podría ser traducida de modo que se pueda entender
lo que significaba para el pueblo de Israel?
2.
Jesús no es un pastor más. Se presenta a sí mismo como el
buen pastor. ¿Qué anuncia y qué denuncia el Maestro con esa expresión
abiertamente profética?
3.
Según Jesús, la característica del buen pastor es la
entrega de su vida por sus ovejas. ¿Se refería él a su compasión por
los más necesitados o a su muerte redentora?
4.
Seguramente todos hemos oído o leído que
algunos pastores han dado su vida por las ovejas que les habían sido confiadas.
¿Podríamos recordar a alguno de ellos?
5.
El papa Francisco suele decir que los
pastores han de tener “olor de oveja”. ¿No habrá que pensar que también las
ovejas han de tener el olor de su Pastor?
6.
La imagen del pastor nos remite a una
cultura y a una situación social determinada. ¿Qué puede implicar reconocer a
Jesús como nuestro Divino Pastor?
7.
¿Reconozco yo a Jesús como el Pastor que
con sus silbos amorosos me ha despertado del
profundo sueño y le ruego, como Lope de Vega, que vuelva sus ojos a mi fe
piadosos, pues le confieso por mi amor y dueño?
Jose-Román Flecha