EL
TEMPLO
“Destruid este templo, y en tres días lo
levantaré”
(Jn 2,19)
1.
Jesús quería limpiar de traficantes el
templo de Jerusalén. ¿No necesitarán nuestros templos y nuestras estructuras
una nueva limpieza?
2.
El gesto de Jesús necesariamente tenía
que resultar escandaloso para muchos que tenían intereses en las ventas y en
los cambios. ¿Nos ayudará este relato evangélico a examinar el motivo de
nuestros habituales escándalos?
3.
El evangelio de Juan trata de
contraponer el misterio de Jesús a las instituciones de Israel. ¿Qué significa
reconocer a Jesús como el nuevo y definitivo templo de Dios?
4.
Jesús no invitaba a destruir el templo
de Jerusalén, como algunos sospechaban. ¿No habrá que preguntarse seriamente
por el sentido de las palabras evangélicas?
5.
¿Qué situaciones, leyes o ideologías nos
llevan a pensar que hoy se está tratando de destruir el templo de Dios?
6.
Jesús promete levantar en tres días el
templo de su cuerpo. ¿Cómo estamos anticipando en la cuaresma la celebración de
la Pascua?
7.
¿Estoy dispuesto personalmente a respetar
y promover el respeto al cuerpo, templo de la presencia de Dios en nuestra
vida?
Jose-Román Flecha