CUARESMA Y LIBERTAD
“A través del desierto Dios nos
guía a la libertad”. Con ese lema inicia el papa Francisco su mensaje para la
Cuaresma del año 2024. En él evoca la experiencia del pueblo de Israel, tan
esclavizado en Egipto que Dios tuvo que tomar la iniciativa para conducirlo
hacia la libertad.
1. A Moisés, Dios se le mostró en la zarza ardiente como un
Dios que ve y escucha: “Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en
Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces” (Éx 3,7).
Es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es
Israel quien lo pide. El Faraón destruye los sueños, roba el cielo, hace que parezca
normal un mundo en el que se pisotea la dignidad humana. Logra mantener todo
sujeto a él.
2. También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos
y hermanas oprimidos. El Papa nos pregunta si ese grito llega hasta nosotros.
Si deseamos un mundo nuevo. Si estamos dispuestos a romper los compromisos con
el mundo viejo.
Según él padecemos un déficit de esperanza. La humanidad ha
alcanzado un alto desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaz de
garantizar la dignidad de todos. Sin embargo, persisten las desigualdades y los
conflictos.
3. La Cuaresma es tiempo de conversión y de libertad. A diferencia del Faraón, Dios no quiere
súbditos, sino hijos. Pero más temibles que el Faraón son los ídolos, como el
dinero, nuestras ideas y proyectos, nuestra posición y nuestras tradiciones. En
lugar de impulsarnos, esas cosas nos paralizan. En lugar de unirnos, nos
enfrentan.
Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos e
inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal 115,8), los pobres de espíritu están abiertos
y bien dispuestos. Ellos son la fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene
al mundo.
Si nos libramos de los ídolos, podremos ver que la
presencia de Dios se manifiesta en la carne del prójimo. Por eso la oración, la
limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único
movimiento de apertura y vaciamiento. ¡Fuera los ídolos que nos agobian, fuera
los apegos que nos aprisionan!
4. La Cuaresma ha de ser un tiempo de decisiones
comunitarias, a contracorriente, capaces de cambiar la vida diaria de las
personas y de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la
inclusión de los invisibles o los despreciados.
Si la Cuaresma nos lleva a la conversión, la humanidad
extraviada sentirá el destello de una nueva esperanza.
El Papa concluye su mensaje citando un famoso poema de Charles Péguy. En él dice Dios que la fe y la caridad llevan de la mano a la pequeña esperanza y la enseñan a caminar. Pero es esta niña la que arrastra y guía a sus dos hermanas mayores.
José-Román Flecha Andrés