lunes, 6 de marzo de 2023

REFLEXIÓN - Domingo 3º de Cuaresma. A 12 de marzo de 2023

EL AGUA Y EL CÁNTARO 

 “Golpearás la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”. Con esta orden a Moisés, Dios responde a la sed que los israelitas padecen en el desierto (Éx 17,3-7). 

Tras haber recordado en los domingos pasados la figura de Adán y de Abraham, hoy evocamos a Moisés, que aparece como el mediador entre Dios y su pueblo. Él no puede proporcionar el agua a sus gentes, pero gracias a su obediencia a Dios, alcanza para ellas el perdón de su actitud blasfema y el agua que puede calmar su sed.

Muy oportunamete, el salmo responsorial que leemos o cantamos en este domingo tercero de Cuaresma nos exhorta a la fe y la confianza: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón” (Sal 94).

Esa confianza es siempre necesaria como nos lo recuerda san Pablo: “La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rom 5,4). El amor de Dios es el agua que nos da vida y Jesucristo es el nuevo Moisés que nos abre ese manantial de gracia y de esperanza.

EL AGUA DE LA SAMARITANA

Elías pidió de comer a una mujer pagana. Jesús pide de beber a una mujer considerada como pecadora.  Ella se acerca a sacar agua del antiguo pozo de Jacob. Pero Jesús la invita a imaginar una vida diferente: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice ‘dame de beber’, le pedirías tú, y él te daría agua viva” (Jn 4,10).   

Por el camino de esta mujer han pasado ya seis hombres. Ninguno de ellos le ha traído la paz y la felicidad. Jesús es el séptimo hombre que llega a su vida. El séptimo hombre es el enviado por Dios. Ella lo había visto tan solo como un judío, enemigo de su gente. Pero él se revela como un profeta y como el Mesías.

Tras el testimonio de la mujer, las gentes del poblado reconocen a Jesús  como el Salvador del mundo. No es extraño que nuestros hermanos griegos conozcan a la Samaritana  como santa Fotina, es decir, santa Iluminada o tal vez santa Lucía.

La mención del agua anticipa ya el bautismo que los catecúmenos recibirán en la fiesta de la Pascua. Y la luz del Resucitado que ha de iluminar a los convertidos.

EL AGUA DE JESÚS

En este diálogo Jesús se revela como el Profeta anunciado por Dios a Moisés y como el Mesías esperado: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”.  

• “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed”. Así es. Muchas veces nos hemos acercado a pozos engañosos que no han calmado nuestra sed de felicidad.

• “El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor”. Muchas veces hemos buscado satisfacción en el exterior, olvidando que el manantial está en nuestro interior.

• “Un agua que salta hasta la vida eterna”. Muchas veces limitamos nuestros deseos a lo efímero y caduco, cuando el Señor nos abre a un horizonte de eternidad.

El cántaro que la Samaritana dejó junto al pozo está a disposición de los que han de llevar a sus hermanos el agua de la fe y de la esperanza.

- Señor Jesús, tú inicias tu vida pública pidiendo de beber a una mujer y la culminas en la cruz revelándonos tu sed. Danos tu agua y ayúdanos a llenar nuestro cántaro, para dar de beber a todos los que en este tiempo van cruzando los desiertos de la vida.  Amén.     

                                                                           José-Román Flecha Andrés