LA SANGRE DEL JUSTO
“¡Caiga
su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”
(Mt 27,25)
1.
Se ha escrito que
el pecado de hoy es la irresponsabilidad colectiva. ¿Este grito del pueblo
judío no será un anticipo y un signo de esta actitud tan habitual en nuestro
tiempo?
2.
Según el libro del
Éxodo, la sangre que marcó las puertas de los hebreos en Egipto salvó a sus
primogénitos de la muerte (Éx 12,7-13). ¿Agradecemos hoy la verdadera
liberación que nos aporta la sangre de Cristo?
3.
Con esta expresión
habitual, los judíos evocaban de alguna manera unas palabras de Jeremías (Jer
26,15). ¿No será esta una nueva forma de proclamar la misión profética de
Jesús?
4.
Los habitantes de
Jerusalén asumían la responsabilidad de la muerte de Jesús y dispensaban de
ella a Pilato. ¿Tenemos nosotros la fuerza de la humildad para reconocer
nuestras propias culpas ante las injusticias actuales?
5.
El pueblo que pide
la muerte de Jesús extiende su responsabilidad a sus propios hijos. ¿Percibimos
hoy el mal que nuestras decisiones comportan para las próximas generaciones?
6.
Jesús había
dicho a sus discípulos que su sangre era
derramada por muchos para perdón de los pecados (Mt 26,28). ¿La Eucaristía nos
hace conscientes del significado de esa sangre de la nueva Alianza?
7. Significa algo para mí repetir con frecuencia la petición: “Sangre de Cristo, embriágame”
José-Román Flecha Andrés