lunes, 3 de octubre de 2022

CADA DÍA SU AFÁN - 8 DE OCTUBRE DE 2022

 

EL ROSARIO DE PABLO VI

Octubre es tradicionalmente el mes del Rosario. En su exhortación apostólica “Marialis cultus” (2.2.1974), el papa san Pablo VI explicó el culto con el que la Iglesia honra a María y dedicó una parte del documento a la piedad popular.

Tras reflexionar sobre la oración del Angelus, nos ofreció un pequeño tratado sobre el rezo del Rosario. Recordando una expresión de Pío XII, lo denomina como “compendio de todo el Evangelio” y pasa a desarrollar cuidadosamente esa idea.

1. El Rosario toma del Evangelio el enunciado de los misterios y las fórmulas principales. Es una oración evangélica como lo definen los pastores y los estudiosos.

2. El orden y el desarrollo del Rosario reflejan el modo en que el Verbo de Dios, insertándose en las vicisitudes humanas, ha realizado la redención.

 3. El Rosario considera los principales momentos de la salvación que se han cumplido en Cristo: desde la concepción virginal y su infancia hasta los momentos culminantes de la Pascua y los efectos de ella sobre la Iglesia naciente en Pentecostés y sobre la Virgen, que, terminando el exilio terreno, fue asunta en cuerpo y alma a la patria celestial.

4. La división de los misterios del Rosario se adapta al orden de los hechos, refleja el   anuncio de la fe y propone el misterio de Cristo de la misma manera que fue visto por San Pablo en el “himno” de la Carta a los Filipenses: humillación, muerte, exaltación.

5. El Rosario es una oración profundamente cristológica. El Jesús que toda Avemaría recuerda, es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen.  

6. En el Rosario alabamos, suplicamos y contemplamos. Sin la contemplación el Rosario es un cuerpo sin alma.  

7.  El Rosario es como una rama del tronco de la Liturgia cristiana. La Liturgia y el Rosario tienen por objeto los mismos acontecimientos salvíficos llevados a cabo por Cristo.  

8. La meditación de los misterios del Rosario familiariza a los fieles con los misterios de Cristo y los prepara a celebrarlos en la liturgia y a reflejarlos en la vida.

 9. Contemplar en el Rosario los misterios de la salvación enriquece la oración del Padrenuestro, el Avemaría y  la doxología que glorifica a Dios, uno y trino.  

10. El Rosario se muestra sereno en la oración del Padrenuestro; lírico y laudatorio en las Avemarías; contemplativo en la reflexión sobre los misterios; implorante en la súplica y adorante en la doxología.

Pablo VI añade finalmente que el Rosario es un modelo para la oración privada, para el rezo de los diversos grupos cristianos y también para la intercesión pública. Es un tesoro que no se debe olvidar.

                                                              José-Román Flecha Andrés