EL BUSCADOR BUSCADO
“Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has
hecho… Corriges poco a poco a los que
caen; alos que pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti, Señor”. Esta
oración que se encuentra en el libro de la Sabiduría confiesa el amor con que
Dios cuida de todo lo creado y la paciencia con la que espera al pecador (Sab
11, 22-12,2).
El Creador se siente responsable de su creación. Dios
no odia nada de lo que ha creado. No puede odiar al ser humano, al que ha
creado a su imagen y semejanza. Así se entiende la corrección divina. Dios
corrige al pecador porque lo ama. Su justicia se identifica con su miseicordia
y su poder solo puede entenderse como una manifestación de su misericordia.
El salmo responsorial recuerda los atributos con los
que Dios mismo se había presentado a Moisés: “El Señor es clemente y
misericodioso, lento a la cólera y rico en piedad, el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas” (Sal 144,8-9). Por eso, los cristianos no
deberían temer la venida del Señor (2 Tes 2,2).
TRES ACTOS DE UN ENCUENTRO
El domingo pasado el evangelio de Lucas evocaba la
oración de un fariseo y la de un publicano. En este domingo se recuerda el
encuentro de Jesús con Zaqueo, un jefe de los publicanos y rico (Lc 19,1-10). En
este relato se pueden distinguir tres pasos.
• En el primer paso vemos a un cobrador de impuestos que
desea ver a Jesús que llega a la ciudad de Jericó. Sin ser consciente de ellos,
Zaqueo es nos presenta como un buscador de Dios. Sin embargo, su baja estatura
constituye una dificultad pera verlo cuando pase rodeado de gentes que si duda
lo seguirán por el camino.
• En el segundo paso Zaqueo encuentra un medio para
superar su dificultad. Va a la entrada de la ciudad y sube a una especie de
higuera. Pero el buscdor ha sido ya buscado por Jesús. Adán se habia escondido
entre los árboles y allí lo encontró Dios.
Zaqueo se esconde en un árbol, pero Jesús lo encuentra y se invita a
alojarse en la casa.
• El tercer paso lo da Zaqueo. La alegre acogida que
presta al Maestro suscita la murmuración de algunos. Pero, sin prestar atención
a las críticas, Zaqueo promete entregar la mitad de sus bienes a los pobres y
restituir cuatro veces más de lo que ha podido robar o defraudar a los
contribuyentes
Los pasos de Zaqueo son los mismos que ha de recorrer
el creyente en el camino de la fe y la conversión: buscar a Jesús, acogerlo en
la propia vida, compartir con los pobres y practicar la justicia.
EL HALLAZGO Y LA ALEGRÍA
Pero junto a estos pasos, el evangelio recoge tres
declaraciones de Jesús en casa de Zaqueo. En ellas se refleja y resume la
misión del Mesías:
• “Hoy ha sido la salvación de esta casa”. Jesús es el
Salvador. Con ese nombre lo había anunciado el evangelio de Lucas (Lc
1,31). Jesús no proclama que el pecado
de Zaqueo ha dejado de ser pecado. Pero él no ha buscado al pecador para echarle
en cara su pecado sino para traerle la alegrñia de la salvación.
• “También éste es hijo de Abrahán”. Según el mismo evangelio de Lucas, Jesús había
dicho que, después de su muerte, el pobre Lázaro fue acogido en la compañía de
Abrahán (Lc 16,22). Ahora se dice que, después de su conversión, también el
rico Zaqueo pertence a la familia espiritual de Abrahán.
• “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo
que estaba perdido”. Evocando una oveja, una moneda y un hijo que se va de
casa, este evangelio de Lucas ha recogido las tres parábolas de las pérdidas y
la búsqueda, el hallazgo y la alegría (Lc 15). Es claro que la búsqueda del
hombre, que se había perdido resume la misión misma de Jesús.
- Señor Jesús, tú sabes bien que nuestra pequeñez nos
impide descubrir tu paso por nuestra vida. Cuando pretendemos salir a buscarte,
tú ya vienes a buscarnos a nosotros. Queremos acogerte con alegría en nuestra
vida, para que nuestra conversión sea un humilde testimonio de tu misericordia.
Amén.
José-Román Flecha Andrés