martes, 3 de julio de 2018

CADA DÍA SU AFÁN 7 de julio de 2018

                                                     
EUTANASIA Y TOBOGÁN
El diálogo tuvo lugar durante un Congreso Internacional que se celebraba en la  hermosa ciudad de S’Hertogenbosch (Bois-le-Duc), donde El Bosco había pintado sus cosmogónicos sueños sobre el bien y del mal.
A mitad del congreso nos visitó una alta representante del Ministerio holandés de sanidad. Al parecer, deseaba  justificar ante los congresistas llegados de muchos países la legalización de la eutanasia. De hecho, nos dijo que su gobierno solamente pretendía ofrecer una ayuda compasiva para el difícil acto de morir.
Le contesté entonces que ciertamente habían encontrado una expresión muy atrayente para enmascarar una práctica clínica que a muchos nos horroriza. Pues bien, ahora salta de nuevo a la actualidad el tema de la eutanasia, que viene serpenteando en el llamado occidente desde hace más de  cien años.
Se nos anunció hace tiempo que Holanda  es el primer país que la ha legalizado. Sin embargo, en esto como en las marcas olímpicas, es preciso efectuar cuidadosamente el conteo para establecer prioridades. Se nota un cuidadoso olvido para no mencionar que la eutanasia también fue legalizada por el régimen de Hitler en septiembre de 1939.
 En estos casos es interesante saber quién ha ido por delante y cómo se ha aplicado la norma. En el caso del nazismo, en primer lugar se difundió una circular a los centros hospitalarios, pensando en los enfermos irrecuperables y afectados por dolores insoportables.
Después se pasó a enfermos mentales. Y finalmente llegó a justificar las medidas de exterminio de los judíos y de otros ciudadanos, incluidos los pertenecientes a otras razas no arias. El llamado “efecto tobogán” se puede constatar en muchos momentos de la historia.
Romano Guardini, profetizó que un día los llamados países democráticos copiarían muchas de las prácticas del nazismo. En la Europa democrática hace años que se repite un slogan escalofriante. Su rima en francés podría traducirse así: “La interrupción voluntaria de la preñez lleva a la interrupción voluntaria de la vejez”.
Claro que en los países democráticos las medidas que despenalizan o legalizan algunas acciones y comportamientos se presentan como voluntarias. A nadie se obliga a seguirlas. El tobogán se encarga posteriormente de difundir medidas discriminatorias para quienes las dificultad y aun las someten a discernimiento.
El efecto tobogán se manifiesta, finalmente, en una ulterior posibilidad. La disminución de la población a causa del aborto y la larga vida de los mayores han creado numerosos problemas económicos. Ahora bien, si el aborto ha enriquecido a muchos, ¿no ocurrirá algo parecido con la eutanasia?
                                                            José-Román Flecha Andrés