EL DEMONIO Y LA MENTIRA
“Establezco hostilidades entre ti y la
mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la
hieras en el talón» (Gén 3,15). Esa es la sentencia que Dios pronuncia contra
la serpiente que ha engañado a Eva.
De la serpiente había salido la primera
“noticia falsa”, como ha subrayado el papa Francisco. Dios había permitido
comer de todos los árboles del jardín, menos uno. Y la serpiente decía a la
mujer que Dios había prohibido comer de todos los árboles.
Con razón dirá Jesús que el maligno es
mentiroso desde el principio. El pecado es aceptar la mentira en lugar de
esforzarse por defender la verdad. El poder del demonio radica siempre en la
falsedad, en el engaño.
Pero ya desde los orígenes, Dios promete el
triunfo del bien sobre el mal. Con toda razón el salmo responsorial (Sal 129)
proclama que “del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”. Los
creyentes en Cristo confiesan y esperan tener asegurada una casa que dura eternamente (2 Cor 5,1).
EL PODER DEL MAESTRO
En su exhortación Gaudete et exsultate, el papa Francisco
ha escrito que el demonio “no es un mito, una representación, un símbolo, una
figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a
quedar más expuestos” (GE 161).
Pues bien, el evangelio de
hoy nos habla del demonio (Mc 3,20-35). Al ver que
Jesús domina al espíritu del mal, algunos escribas se atreven a sentenciar: “Tiene
dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los
demonios”.
Jesús responde que no es de razón afirmar
que Satanás puede expulsar a Satanás. Para explicarlo expone tres breves parábolas, de las que extrae una conclusión:
• “Un reino en guerra civil no puede subsistir.
Una familia dividida no puede subsistir. Nadie puede meterse en casa de un
hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata”.
• “Si Satanás se rebela contra sí mismo,
para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido”. Por tanto, si Jesús
expulsa los demonios, demuestra el poder divino del Maestro.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
El texto evangélico incluye, una seria
advertencia de Jesús: “Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los
pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre”.
• “Quien blasfeme contra el Espíritu Santo
no tendrá perdón jamás”. Quien decide llamar bien al mal se aleja de la verdad
y se instala en la mentira. Su misma obstinación le impedirá alejarse del
engaño.
• “Quien blasfeme contra el Espíritu Santo
cargará con su pecado para siempre”. Quien no reconoce en el Espíritu de Dios
la fuente de la misericordia y la luz de la bondad no se arrepentirá para pedir
perdón por su error.
- Señor Jesús, tú sabes que también
nosotros nos vemos tentados por el espíritu de la mentira. Que el Espíritu que
nos guía hacia la verdad completa nos ayude a confiar en tu poder sobre el mal.
Amén.
José-Román Flecha Andrés