TRES PREGUNTAS SOBRE LA MISIÓN
En su mensaje para la Jornada Mundial de las
Misiones del año 2017, el papa Francisco nos ofrece tres preguntas que han de orientar nuestra
reflexión y nuestra acción:
1. ¿Cuál es el fundamento de
la misión? Esta es la pregunta que se han hecho algunos creyentes, ante la
necesidad de diálogo entre las religiones. El Papa nos dice que “la misión de
la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada
sobre la fuerza transformadora del Evangelio”.
No hay otra motivación. Ese
fundamento es tan necesario como suficiente. El anuncio del Evangelio “trae
consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de
Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte
en Camino, Verdad y Vida por nosotros”.
2. ¿Cuál es el corazón de la
misión? La misión de la Iglesia no es la
propagación de una ideología religiosa, ni la propuesta de una ética sublime. El
corazón es el mismo Jesucristo que, por medio de la misión de la Iglesia, sigue
evangelizando y actuando.
A través del anuncio del
Evangelio, “Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que
quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su
Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo
hace con la tierra… Por eso, el mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como
algo esencial”.
3. ¿Cuáles son las actitudes
vitales de la misión? Como aludiendo a la tentación de acedia y pasividad que a
veces nos recome, el Papa nos recuerda que “la misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, de peregrinación
y de exilio”.
La
misión promueve un éxodo que nos incita a salir
de la propia comodidad para llegar a todas las periferias que necesitan la luz
del Evangelio.
Además,
la misión de la Iglesia promueve una continua “peregrinación
a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes
experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia”.
Y,
en tercer lugar, la misión de la Iglesia nos
lleva a vivir el exilio. “Sedientos de infinito, vamos en camino hacia la
patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos”.
Finalmente,
ante el próximo sínodo, que estará dedicado a los jóvenes, nos recuerda el Papa
que “los jóvenes son la esperanza
de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen
fascinando a muchos jóvenes”.
Así pues, la Jornada Mundial
de las Misiones remueve el corazón misionero de las comunidades cristianas para
que “participen, a través de la oración, del testimonio de vida y de la
comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la
evangelización”.
Sabemos y esperamos que María,
la Madre de la evangelización, nos ayudará a proclamar la Buena Nueva de Jesús también
en nuestro tiempo.
José-Román Flecha Andrés