miércoles, 18 de octubre de 2017

CADA DÍA SU AFÁN 21 de octubre de 2017

                                                      
TRES PREGUNTAS SOBRE LA MISIÓN

 En su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones del año 2017, el papa Francisco nos  ofrece  tres preguntas que han de orientar nuestra reflexión y nuestra acción:
1. ¿Cuál es el fundamento de la misión? Esta es la pregunta que se han hecho algunos creyentes, ante la necesidad de diálogo entre las religiones. El Papa nos dice que “la misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio”.
No hay otra motivación. Ese fundamento es tan necesario como suficiente. El anuncio del Evangelio “trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida por nosotros”.
2. ¿Cuál es el corazón de la misión?  La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni la propuesta de una ética sublime. El corazón es el mismo Jesucristo que, por medio de la misión de la Iglesia, sigue evangelizando y actuando.
A través del anuncio del Evangelio, “Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra… Por eso, el mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial”.
3. ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión? Como aludiendo a la tentación de acedia y pasividad que a veces nos recome, el Papa nos recuerda que “la misión inspira una espiritualidad de éxodo continuo, de peregrinación y de exilio”.
La misión promueve un éxodo que nos incita a salir de la propia comodidad para llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.
Además, la misión de la Iglesia promueve una continua “peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia”.
Y, en tercer lugar, la misión de la Iglesia nos lleva a vivir el exilio. “Sedientos de infinito, vamos en camino hacia la patria final, entre el «ya» y el «todavía no» del Reino de los Cielos”.
Finalmente, ante el próximo sínodo, que estará dedicado a los jóvenes, nos recuerda el Papa que “los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la Buena Nueva proclamada por él siguen fascinando a muchos jóvenes”.
Así pues, la Jornada Mundial de las Misiones remueve el corazón misionero de las comunidades cristianas para que “participen, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización”.
Sabemos y esperamos que María, la Madre de la evangelización, nos ayudará a proclamar la Buena Nueva de Jesús también en nuestro tiempo.
                                                                           José-Román Flecha Andrés