Como se sabe, del
día 18 al 25 de enero se celebra todos los años el Octavario de oraciones por
la unidad de los cristianos. Este año nos alegra recordar un acontecimiento
reciente y muy importante.
El domingo 30 de
noviembre de 2014, fiesta del apóstol San Andrés, hermano de San Pedro, el Papa
Francisco y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I firmaron en Estambul una hermosa
declaración conjunta.
En ella escriben:
“Nuestro recuerdo de los Apóstoles, que proclamaron la buena nueva del
Evangelio al mundo mediante su predicación y el testimonio del martirio,
refuerza en nosotros el deseo de seguir caminando juntos, con el fin de
superar, en el amor y en la verdad, los obstáculos que nos dividen”.
Además, fieles al
deseo de Jesucristo, expresan una resolución sincera y firme de “intensificar
sus esfuerzos para promover la plena unidad de todos los cristianos, y sobre todo
entre católicos y ortodoxos”. Esos esfuerzos parecen orientarse en tres
direciones.
• En primer lugar,
desean apoyar el diálogo teológico actual sobre las cuestiones más difíciles
que han marcado la historia de la división entre ambas Iglesias. Para ello,
aseguran su ferviente oración como pastores de la Iglesia, y piden a los fieles
que se unan a ellos rogando que «todos sean uno,... para que el mundo crea» (Jn
17,21).
• Además, el
Papa y el Patriarca expresan su
preocupación por la situación actual en Irak, Siria y todo el Medio
Oriente y escriben: “Estamos unidos en el deseo de paz y estabilidad, y en la
voluntad de promover la resolución de los conflictos mediante el diálogo y la
reconciliación”.
• Conscientes de la
persecución de muchos cristianos, obligados a dejar sus hogares, recuerdan que
«si un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se
alegran con él» (1 Co 12,26). Esta ley de la vida cristiana, sugiere también un
ecumenismo del sufrimiento: “Así como la sangre de los mártires ha sido siempre
la semilla de la fuerza y la fecundidad de la Iglesia, así también el compartir
los sufrimientos cotidianos puede ser un instrumento eficaz para la
unidad”.
Pero el
ecumenismo ha de ir más allá de las fronteras cristianas. Precisamente por eso,
ambos líderes religiosos declaran que “musulmanes y cristianos están llamados a
trabajar juntos por el amor a la justicia, la paz y el respeto de la dignidad y
los derechos de todas las personas”, sobre todo en las regiones en las que un
tiempo vivieron en convivencia pacífica, y en las que ahora sufren juntos los
horrores de la guerra.
Los
cristianos no podemos tolerar el drama y el escándalo de la división. El Papa
Francisco y el Patriarca Bartolomé I nos invitan a colaborar en un ecumenismo
de la verdad, del sufrimiento y de la promoción de la paz y la justicia. En
nuestra oración hemos de pedir que “el Señor conceda el don de la paz en el
amor y la unidad a toda la familia humana”.
José-Román
Flecha Andrés