jueves, 1 de enero de 2015

LECTIO DIVINA-SÁBADO 1ª SEMANA DE NAVIDAD. B


1Jn 2,29-3,6: “Quien tiene esperanza en Él se purifica”
Jn 1,29-34: “Este es el Cordero de Dios”

ENERO 3 

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Mirad, ése es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.’ Yo mismo no sabía quién era él, pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel le conozca”. Juan también declaró: “He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. Yo aún no sabía quién era él, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.’ Yo ya le he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios”. 

Preparación: La virtud de la esperanza nos ha acompañado durante todo el tiempo del Adviento. Pero no puede ser olvidada. Vivimos entre el “ya” de la salvación y el “todavía no” de la plenitud de vida que se nos promete. El Señor que ha venido a nosotros será siempre el esperado. Nuestra oración nos lleva a acogerlo con fe.

Lectura: La lectura continua de a primera carta de Juan nos sorprende hoy con otra frase tan rotunda como consoladora: “Quien tiene esperanza en Él se purifica”. La esperanza no se centra en las cosas o en las instituciones de este mundo. No esperamos algo. Esperamos a Alguien. Nuestra esperanza en el Señor Jesucristo nos libera de los ídolos que nos esclavizan y nos purifica de intereses y adicciones que nos esclavizan. Con toda razón, Juan el Bautista lo presenta ante nuestros ojos como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Meditación: En nuestro mundo no es habitual hablar del pecado. Hemos encontrado mil explicaciones para ignorarlo. Según santo Tomás de Aquino que el pecado es tal no por ser una ofensa a Dios, sino por destruir nuestra propia dignidad. No es nuestra opinión la que nos justifica. Tampoco nos justifica la voz de la mayoría social. Santa Teresa escribía: “Bien sabe su Majestad que solo puedo presumir de su misericordia”. Jesucristo es la revelación de la misericordia de Dios. Él es el cordero de la nueva alianza. Sólo Él puede quitar el pecado del mundo y purificar nuestra conciencia.

Oración: Padre nuestro que estás en los cielos y nos has revelado en Jesucristo tu amor y tu misericordia, con las palabras del salmo te suplico humildemente: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”.

Contemplación: De nuevo emprendemos una peregrinación espiritual hasta las orillas del Jordán. A ellas bajó Josué, hijo de Nun, para introducir a su pueblo en la tierra prometida. A ellas baja Jesús, hijo de María para abrir al nuevo pueblo de Dios el camino de la salvación. Lo contemplamos como el Cordero de la nueva alianza, sobre el que reposa el Espíritu de Dios. Como Juan Bautista, también nosotros hemos de confesar que no siempre lo reconocemos. Pero hemos sido enviados a dar testimonio del Hijo de Dios, para que nuestros hermanos del mundo lo conozcan y vivan de su palabra. 

Acción: Podemos preguntarnos qué estamos dispuestos a hacer en este año para ampliar nuestro conocimiento de Jesucristo Hijo de Dios y para darlo a conocer a los demás, como nuestro Salvador y nuestro hermano.
                                                                          José-Román Flecha Andrés

LECTIO DIVINA-VIERNES 1ª SEMANA DE NAVIDAD. B


1Jn 2,22-28: “Quien niega al Hijo, tampoco posee al Padre”
Jn 1,19-28: “¿Tú quién eres?”

Enero 2

Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a Juan, a preguntarle quién era. Y él confesó claramente: “Yo no soy el Mesías”. Le volvieron a preguntar: “¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?”. Juan dijo: “No lo soy”. Ellos insistieron: “Entonces, ¿eres el profeta que había de venir?”. Contestó: “No”. Le dijeron: “¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué puedes decirnos acerca de ti mismo?”. Juan les contestó: “Yo soy, como dijo el profeta Isaías, ‘Una voz que grita en el desierto: ¡Abrid un camino recto para el Señor!’” Los que habían sido enviados por los fariseos a hablar con Juan, le preguntaron: “Pues si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?”. Juan les contestó: “Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay uno que no conocéis: ése es el que viene después de mí. Yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias”. Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al oriente del río Jordán, donde Juan estaba bauti­zando.

Preparación: Dejemos atrás el ruido con el que en todas partes se suele comenzar el nuevo año. Hagamos un poco de silencio para formularnos una vez más las preguntas más importantes: ¿Quién soy yo? ¿Dónde estoy? ¿A qué he venido? ¿Qué se espera de mí? ¿Y qué puedo esperar yo?

Lectura: La lectura continua de la primera carta de Juan nos muestra la preocupación que embargaba a una de las primeras comunidades cristianas. Se ve que había algunos hermanos que no aceptaba a Jesús como Mesías y Salvador. La carta afirma con rotundidad: “Quien niega al Hijo, tampoco posee al Padre. En el texto evangélico aparece de nuevo la figura de Juan el Bautista. Los representantes del Templo de Jerusalén desean saber quién es y qué pretende: “¿Tú quién eres?” Juan responde con sinceridad. No pretende arrogarse una misión que no le corresponde. En el libro de Isaías se anunciaba una voz que invitaba a preparar en el desierto un camino para el retorno de los exiliados. Con esa voz se identifica Juan. Pero él sabe que el Mesías está ya presente.

Meditación: En su exhortación sobre “El anuncio del Evangelio”, el papa Pablo VI escribía que si un grupo de personas viven entre nosotros de acuerdo con unos valores que no son los habituales suscitan algunas preguntas como éstas: ¿Quiénes son? ¿Por qué están aquí? ¿Quién los envía? Pues bien, esas preguntas son el comienzo de la evangelización. Como Juan, estamos llamados a ser testigos del Señor. A pesar de las apariencias, Él está entre nosotros. Su vida y su mensaje traen la salvación y revelan el sentido último de nuestra existencia.

Oración: Señor Jesús, te damos gracias por habernos llamado y enviado a anunciar tu presencia en este mundo. Líbranos de toda arrogancia. Danos luz y generosidad para preparar tus caminos con humildad y convicción.

Contemplación: Una vez más peregrinamos con el espíritu a las orillas del Jordán- Aplicamos nuestros sentidos para escuchar la voz de Juan y sentir los murmullos de las gentes que se acercan hasta él. Contemplamos a este hombre que recuerda la figura del profeta Elías. Y observando sus gestos nos preguntamos quién es el Mesías cuyo camino él quiere preparar. ¿Qué significa para nosotros? ¿Cómo podemos acogerlo en nuestra vida? ¿Y cómo podemos preparar su manifestación en nuestro mundo?

Acción: Hoy podemos detenernos a escribir un proyecto de vida para este año que estamos iniciando. Revisamos los proyectos que hemos asumido y las tareas que nos aguarda. Y, sobre todo, las actitudes que deberíamos rectificar.
                                                                                       José-Román Flecha Andrés




miércoles, 31 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN-DOMINGO 2ª DESPUÉS DE NAVIDAD.B 4 de Enero de 2015

PALABRA Y VIDA

“Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamas... Eché raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad”. Estas palabras se ponen en boca de la Sabiduría de Dios. Como se ve, ha sido personificada en el texto del libro del Eclesiástico, que se proclama en la primera lectura de la misa de hoy  (Eclo 24,1-4.12-16). 
• En un primer momento, la Sabiduría se nos presenta como engendrada por el mismo Dios, antes del comienzo del mundo. La Sabiduría de Dios precede al tiempo. Por tanto, acompaña al mismo Dios desde toda la eternidad. Se identifica con él. Dios puede presentarse como misericordia y justicia, pero también como sabiduría. 
• Pero en un segundo momento, se nos dice que la Sabiduría ha sido enviada para habitar entre los hombres. El texto proclama que la Sabiduría ha puesto su trono en Jerusalén. Desde allí guía al pueblo elegido. Evidentemente, ese pueblo olvidaría su elección y perdería su esplendor si tratara de ignorar la Sabiduría de Dios.

ETERNA Y TEMPORAL

En este segundo domingo del tiempo de Navidad leemos siempre el comienzo del evangelio según San Juan (Jn 1,1-8). Las personas mayores recuerdan que antes del Concilio Vaticano II se leía al final de todas las misas. Con ello se trataba de reflejar el valor y la importancia de este texto para la vida cristiana. ¿Qué nos dice hoy a nosotros?
• En primer lugar, es fácil descubrir el paralelismo entre el Verbo de Dios y la Sabiduría de Dios. El Verbo, es decir, la Palabra, estaba junto a Dios. Era Dios. La Palabra de Dios es creadora de todo y a ella se encamina todo lo creado. La Palabra es vida, e ignorarla nos lleva a la muerte. La Palabra es luz, de modo que sin ella caminamos en tinieblas.
• En segundo lugar, al igual que la Sabiduría, tambien la Palabra ha bajado a nuestra tierra. Ha plantado su tienda en el campamento de todos los que peregrinamos por este mundo. La Palabra de Dios se ha hecho carne humana y ha habitado entre nosotros. Por eso, y solo por eso, hemos podido contemplar su gloria.
• En tercer lugar, esa Palabra de Dios, eterna como Él y temporal como nosotros, se nos presenta con rasgos humanos. Se identifica con el Hijo único de Dios. La fe cristiana reconoce en Jesús de Nazaret la Palabra salvadora de Dios. Esa Palabra nos salva y nos guía. Nos ilumina y nos interpela. Nos alienta cada día y nos juzgará en el último día.

LA LEY Y LA GRACIA

Entre otras muchas riquezas, este comienzo del Evangelio de Juan, nos ofrece una perla final: “La Ley se dio por Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”. El misterio de la Navidad es el eje sobre el cual giran la antigua y la nueva alianza.
• “La Ley se dio por Moisés”. La Ley no era un peso para Israel, al contrario, era un don  que marcaba el camino de la liberación. Un camino que Dios mismo había iniciado. Moisés era recordado como el intermediario de la alianza entre Dios y su Pueblo. Ser fieles a la Ley era la única posibilidad de ser libres. 
• “La gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”. Esos dones de Dios no pueden ser rechazados impunemente. La gracia y la verdad no pueden ser conseguidas por el simple esfuerzo humano. Jesús es el intermediario de esta nueva alianza. Escuchar la Palabra de Dios, que se ha hecho carne en Jesús, es el único camino para alcanzar la vida verdadera.
- Señor Jesús, la Navidad nos ha acercado al pesebre en el que descansas. Pero el misterio de la Palabra, que se ha hecho carne en tu vida, nos lleva a aceptarte como la revelación de Dios al hombre y como la revelación de lo que el hombre es y está llamado a ser. Bendito seas por siempre. Amén.

                                                                                          José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN. 4 de Enero de 2015

LOS NUEVOS ESCLAVOS

El día primero del año hemos celebrado la Jornada Mundial de la Paz. El mensaje del Papa Francisco para este año nos recuerda que “no somos esclavos, sino hermanos”. Y, sin duda, hace falta recordar esta verdad con frecuencia.
Aunque la esclavitud fuera legal en otros tiempos, hoy está oficialmente abolida en casi todos los países del mundo. Sin embargo, a lo largo y ancho del planeta todavía hay millones de personas privadas de su libertad y obligadas a vivir en condiciones de esclavitud. El Papa menciona al menos cinco grupos de esclavos.
• En primer lugar hay que tener presentes a muchos trabajadores –incluidos los menores de edad- que son oprimidos en todos los sectores, desde el trabajo doméstico al de la agricultura, desde la industria manufacturera a la minería.  
• Hay muchos emigrantes que sufren el hambre, se ven privados de libertad, despojados de sus bienes, explotados física y sexualmente, detenidos en condiciones inhumanas, obligados a vivir en la clandestinidad,  o enganchados  a trabajos inhumanos para poder sobrevivir.  
• Existen muchas personas obligadas a ejercer la prostitución, hay esclavos y esclavas sexuales, mujeres obligadas a casarse, o que son vendidas con vistas al matrimonio, y viudas que son entregadas  a otro pariente que ellas no han elegido.
• En algunos países hay niños y adultos que son víctimas del tráfico de órganos destinados a los trasplantes; otros que son  reclutados como soldados, obligados a ejercer la mendicidad, destinados a la producción y a la venta de drogas, o bien incluídos en el negocio de la adopción internacional.
• Además, es bien conocido el hecho de los que son secuestrados por grupos terroristas. Otros son utilizados como combatientes. El Papa señala que “muchos de ellos desaparecen, otros son vendidos varias veces, torturados, mutilados o asesinados”.
 Ante este panorama tan cruel como inhumano, es obligado preguntarse qué está pasando y, sobre todo, por qué pervive en el mundo la esclavitud. El Papa Francisco apunta a una causa muy profunda, cuando afirma: “En la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite el que pueda ser tratada como un objeto”.
Es evidente que junto a esta razón de la sin-razón subsisten otras causas puntuales, como pueden ser la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión de muchas personas, que facilitan los abusos de las redes criminales que trafican con los seres humanos. Los medios de comunicación nos recuerdan  los abusos de las mafias y la voracidad de los nuevos piratas.
La Jornada Mundial de la Paz, creada por el Papa Pablo VI, debería ser una buena ocasión para hacer un examen de conciencia. Los gobernantes han de preguntarse qué se está haciendo y qué se puede hacer para suprimir de una vez esta lacra. Pero todos hemos de reflexionar sobre nuestra indiferencia o complicidad con las nuevas formas de esclavitud.  


                                                         José-Román Flecha Andrés

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

LECTIO DIVINA- SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

                              "Virgen con el Niño" Catacumba de Santa Priscila. Roma

Nm 6,22-27: “Que el Señor te bendiga y te proteja”
Ga 4,4-7: “Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer”
Lc 2,16-21: “María guardaba todo esto en su corazón”

ENERO 1

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho. A los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel había dicho a María antes de que estuviera encinta.

Preparación: El primer día de enero marca el comienzo del nuevo año civil. Es una ocasión privilegiada para formular buenos propósitos e intercambiar los mejores deseos. Pablo VI decidió fijar en este día la Jornada de la Paz. En esta ocasión el papa Francisco nos ha invitado a ver que  el camino de la paz pasa por la afirmación de la fraternidad humana. Ese ideal orienta nuestra oración en este día, bajo la mirada protectora de Santa María, Madre de Dios.

Lectura: La Jornada de la Paz queda iluminada por la antigua bendición que Dios dicta a Aarón para que se convierte en fórmula sagrada: El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz”. Un deseo que ponemos bajo la intercesión de María, de la cual nació Jesús para que recibiéramos el ser hijos por adopción, como hoy nos recuerda San Pablo. El texto evangélico nos presenta a los pastores que acuden a Belén y descubren al Niño acostado en un pesebre. Ante el relato y la alabanza de estos humildes testigos, María conserva todo esto y lo medita en su corazón.

Meditación: Sabemos que los pastores no eran admitidos como testigos en los tribunales de su tiempo. Se pensaba que no eran fiables. Pero Dios ha elegido a los humildes para que sean los primeros testigos y anunciadores de la “Buena Noticia” del nacimiento del Salvador. En ellos comienza la “evangelización”. Pero en esta escena, María ocupa un puesto importante e insustituible. Ella había sido saludada como “creyente” por su pariente Isabel. Como dice san Agustín, “la Palabra de Dios se hizo vida en su vientre porque antes se había hecho verdad en su mente”. Ahora conserva y medita en su corazón los hechos y las palabras que constituyen la “Buena Noticia”. Conservar el misterio de la salvación significa agradecer el don de la fe y preservarlo en su integridad. Meditar en el corazón los hechos y el mensaje de la salvación requiere una atención cordial a su sentido más profundo.

Oración: “Dios y Señor nuestro, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida”. Amén.

Contemplación: En la catacumba romana de Priscila se encuentra la primera representación de María, que mantiene entre sus brazos al Niño Jesús. Esa imagen acompaña nuestra contemplación.  La figura y la misión de María es inseparable de la figura y de la misión de su Hijo. A ella se dirige la oración de la Iglesia, con el amor que se debe a la Madre de Jesús, Hijo de Dios: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores”. Alcánzanos el don de la fe, mantén el ritmo de nuestra espera y el tono filial de nuestra esperanza e implora para nosotros el regalo del amor. Estas virtudes te convierten en modelo e icono de la Iglesia, llamada a dar testimonio de la fraternidad universal.

Acción: Recordemos la reciente llamada del papa Francisco a ayunar y orar por la paz. Prestemos atención a los lugares en los que estallan en este momento los más sangrantes conflictos. Y pensemos qué podemos hacer para disminuir la agresividad entre nosotros y para promover la paz en el mundo.
                                                                  José-Román Flecha Andrés


2º DOMINGO DE NAVIDAD B

martes, 30 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA-MIÉRCOLES 1ª SEMANA DE NAVIDAD.B


Jn 2,18-21: “Ninguna mentira puede proceder de la verdad”
Jn 1,1-18: “Vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad”.

DICIEMBRE 31

En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo. Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él diciendo: “A este me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más impor­tante que yo, porque existía antes que yo”. De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

Preparación: Hemos llegado al último día de nuestro año civil. Es la hora de revisar el recorrido de estos doce meses. De dar gracias por los muchos dones que Dios nos ha concedido. De pedir perdón a Dios y a los hermanos por el mal que hemos hecho y por el bien que hemos omitido. Y de implorar de Dios la gracia de su misericordia para que los que han muerto a  lo largo de este año.

Lectura: La lectura continua de la primera carta de Juan contiene hoy una afirmación que nos interpela: “Ninguna mentira puede proceder de la verdad”. Generalmente decimos que no se puede hacer el mal para conseguir el bien. Este texto nos dice que del bien auténtico no puede surgir el mal. La verdad tiene su propia majestad.  En estos días de la Navidad, el prólogo del Evangelio de Juan ha sido propuesto por tres veces a nuestra meditación. Para mantenernos en la línea de la primera lectura, hoy subrayamos esta frase, referida a la Palabra de Dios que se ha hecho hombre: “Vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad”.

Meditación: Al término de la Divina Comedia, escribía Dante que el amor mueve el sol y las estrellas. Por desgracia, también ha escrito Jean François Revel  que “la mentira es hoy la palanca que mueve el mundo”. Los dos textos joánicos que hoy se proclaman nos invitan a hacer un examen de conciencia sobre este año que termina. Preguntemos a nuestra conciencia si hemos tratado de vivir en el amor o hemos elegido vivir en la mentira. Que nuestra meditación sea sincera y de verdad nos lleve a amar a Dios y a los hijos de Dios.

Oración: Te damos gracias, oh Dios omnipotente y misericordioso, por todos los beneficios que nos has dispensado a lo largo del año. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Contemplación: Seguramente recordaremos algún icono de tipo oriental que representa la imagen de Jesús en actitud de bendecir. Apoyado en su rodilla izquierda, su mano sostiene un libro en el que se leen las conocidas palabras evangélicas: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Lo contemplamos con nuestra mente y nuestro corazón y le damos gracias por haberse revelado de esa forma ante nosotros.

Acción: Recordamos muchas cosas de las que nos han ocurrido durante estos doce meses. Tratemos de resumir por escrito los dones más importantes que hemos recibido de Dios en este año. Y demos gracias por ellos.
                                                                  José-Román Flecha Andrés 

lunes, 29 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA-MARTES 1ª SEMANA DE NAVIDAD


1Jn 2,12-17: “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”
Lc 2,36-40: “El niño crecía,  se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios”.

DICIEMBRE 30

En aquel tiempo estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana. Se había casado siendo muy joven y vivió con su marido siete años; pero hacía ya ochenta y cuatro que había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. Cuando ya habían cumplido con todo lo que dispone la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.

Preparación: “¿Qué contento puede tener quien todo su contento es contentar a Dios?” Esta especie de trabalenguas, escrito por Santa Teresa de Jesús, en el libro de Las Moradas,  puede ayudarnos a evaluar las satisfacciones que hemos ido buscando a lo largo del año que está para terminar.

Lectura: En la lectura continua de la primera carta de Juan se proclama hoy una convicción que recorre todas las páginas de la Biblia: “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. En el evangelio según san Lucas se narra la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén. Junto a Simeón, aparece  Ana, la anciana profetisa que pasa sus días en ayunos y oraciones. Situado en el ciclo de la Navidad, este hermoso relato resume en una sola frase la infancia de Jesús: “El niño crecía,  se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios”.

Meditación: La larga vida de Ana había estado marcada por la esperanza y por la espera del Mesías. Ella es modelo de los que buscan a Dios y, una vez descubierto, anuncian con gozo su presencia en nuestro mundo. Ana nos enseña a ir contracorriente y a perseverar en la esperanza, en el ayuno y la oración. Su ejemplo nos advierte de la importancia de lo esencial. Y de la necesidad de descubrir y anunciar la fe en el Señor que nos salva.

Oración: Padre nuestro de los cielos, que tu Espíritu nos acompañe como a Simeón y Ana. Que conceda su luz a nuestros ojos para que reconozcamos la presencia de tu Hijo entre nosotros. Y que abra nuestra boca para que lo anunciemos como el esperado de los pueblos. Amén.

Contemplación: De nuevo llegamos hoy como peregrinos del Espíritu a Nazaret. Visitamos la gruta de la Anunciación y las excavaciones que han sacado a la luz una casa-gruta. Y allí contemplamos a Jesús, a María y a José. Su vida de familia es modelo para las nuestras. El trabajo la oración y la armonía en la que crece Jesús nos invitan a revisar nuestro estilo de vida y el ambiente en que vivimos. Jesús, niño y adolescente, nos invita a revisar los valores que transmitimos a las nuevas generaciones.

Acción: Podríamos hoy comprometernos a leer y difundir en nuestro entorno la Carta de los Derechos de la Familia.  En este año que termina se han cumplido exactamente otros 30 desde que fue publicada por la Iglesia Católica. Preguntémonos por qué ha sido recibida y mantenida con un silencio tan obstinado.

                                                                 José-Román Flecha Andrés

domingo, 28 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA- LUNES 1ª SEMANA DE NAVIDAD


1Jn 2,3-11
Lc 2,22-35

Cuando se cumplieron los días (…), llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor (…) En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón (…) El Espíritu Santo estaba con él y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías (…) Simeón fue al templo. Y cuando los padres del niño entraban (…), Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios diciendo: “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: ya puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque he visto la salvación que has comenzado a realizar ante los ojos de todas las naciones, la luz que alumbrará a los paganos y que será la honra de tu pueblo Israel”. El padre y la madre estaban admirados de lo que Simeón decía acerca del niño (…). Simeón les dio su bendición y dijo a María: “Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan y se levanten. Será un signo de contradicción que pondrá al descubierto las intenciones de muchos corazones. Pero todo esto va a ser pata ti como una espada que te atraviese el alma”.  

Preparación: Seguramente estos días posteriores a la fiesta de la Navidad nos llevan a fijar nuestra atención en lo aspectos más festivos que encierra. Pero las lecturas bíblicas nos llevan a prestar atención a la Palabra de Dios.

Lectura: Empezamos a leer la primera carta de Juan. Un escrito que nos ayudará a reflexionar sobre la divinidad de Jesús y sobre su mensaje de amor. En el evangelio de hoy volvemos a considerar la figura de Simeón. Él nos lleva a preguntarnos si hoy descubrimos a los profetas que nos ayudan a interpretar la historia de cada día a la luz de la voluntad de Dios. Simeón anuncia a María que Jesús será como una bandera discutida. Y así ha de ser y así es en este momento en que vivimos. Además seguimos reflexionando sobre la familia. Pero hoy no nos fijamos tanto en sus problemas de convivencia o de trabajo. Nos preguntamos si nuestras familias son capaces de escuchar la palabra de Dios y de aceptarla.  

Meditación: La escena de la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén nos lleva a considerar la figura del anciano Simeón. Es un hombre justo. • Simeón es como el gozne o el eje de un díptico en cuyas portezuelas se representan el tiempo de la Ley y el tiempo del Espíritu. El texto sugiere que la experiencia de los años lleva a los mayores a ver con más claridad los planes de Dios. • En segundo lugar, este episodio nos pregunta si somos capaces de descubrir a Dios en la vida ordinaria que pasa ante nosotros. • Y en tercer lugar, venos que las palabras de Simeón vinculan el nacimiento de Jesús con el misterio de su entrega por nosotros.     

Oración: Padre nuestro, envíanos tu Espíritu para que nos ayude a ver los acontecimientos de cada día a la luz de la fe, para que descubramos siempre la presencia salvadora de Jesús entre nosotros. Amén.

Contemplación: Hoy nos trasladamos espiritualmente al templo de Jerusalén. Vemos llegar a los peregrinos. Vemos cómo realizan los ritos prescritos por la ley. Escuchamos las palabras de Simeón. Y pedimos a Dios que nos conceda la capacidad de asomarnos ante el misterio, como María y José.  

Acción: Rogamos a Dios por nuestras familias. Especialmente tenemos presentes sus dificultades para vivir humanamente y para vivir de acuerdo con la fe cristiana.

                                                                              José-Román Flecha Andrés