martes, 16 de julio de 2019

CADA DÍA SU AFÁN 20 de jjulio de 2019


                                    

ENCENDER ESTRELLAS

En su exhortación Cristo vive, el papa Francisco subraya la importancia de meditar la juventud de Jesús. Mirarle a él puede ayudar a los jóvenes de hoy a madurar en la relación con el Padre, en la conciencia de pertenecer a  la familia y al pueblo, y en la apertura a ser colmados por el Espíritu y conducidos a realizar la misión que Dios les  encomienda, es decir la propia vocación (ChV 30). 
Dirigiéndose a los jóvenes les recuerda el papa Francisco que en Jesús pueden reconocer  los mejores valores que caracterizan a los corazones juveniles: “Jesús tenía una confianza incondicional en el Padre, cuidó la amistad con sus discípulos, e incluso en los momentos críticos permaneció fiel a ellos. Manifestó una profunda compasión por los más débiles, especialmente los pobres, los enfermos, los pecadores y los excluidos”.
No solo eso, sino que “tuvo la valentía de enfrentarse a las autoridades religiosas y políticas de su tiempo; vivió la experiencia de sentirse incomprendido y descartado; sintió miedo del sufrimiento y conoció la fragilidad de la pasión; dirigió su mirada al futuro, abandonándose en las manos seguras del Padre y a la fuerza del Espíritu” (ChV 31).
Es importante evocar la vida de Jesús. Pero, además, a la luz de la resurrección de Cristo, “podemos beber del verdadero manantial, que mantiene vivos nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros grandes ideales, y que nos lanza al anuncio de la vida que vale la pena” (ChV 32).
 El Papa recuerda dos detalles muy significativos del evangelio de Marcos. En primer lugar, el texto presenta a un joven temeroso que aparece en la noche en el huerto de Getsemaní, como si intentara seguir a Jesús. Pero que, al ser sorprendido por los guardias, huyó desnudo (cf. Mc 14,51-52). Este joven no tuvo la fuerza de arriesgarlo todo por seguir al Señor.
Por otra parte, junto al sepulcro vacío, aparece un joven vestido con una túnica blanca, que invita a perder el temor y anuncia el gozo de la resurrección de Jesús (cf. 16,5-7). Ambos relatos presentan una curiosa alternativa para examinar la decisión y  la vida de cada uno de los jóvenes.
Con un lenguaje verdaderamente sugestivo, escribe el Papa que “el Señor nos llama a encender estrellas en la noche de otros jóvenes”. Ya sabemos que en otros tiempos, el sembrador miraba a las estrellas para conocer el tiempo mejor para poder arar el campo.
Al pueblo de Israel le decía el profeta Baruc: «Las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia, Él las llama y le responden» (Ba 3,34-35). Para los cristianos, Jesús es «la estrella radiante de la mañana» (Ap 22,16). Él es nuestra esperanza y la luz que nos guía en la noche. Por él, Dios nos enciende estrellas para que sigamos caminand0.
                                                                       José-Román Flecha Andrés