lunes, 8 de abril de 2019

CADA DÍA SU AFÁN 13 de abril de 2019


                               SER PARA LOS DEMÁS
“Vive Cristo, esperanza nuestra, y él es la más hermosa juventud de este mundo”. Así comienza la exhortación que el papa Francisco firmó el día 25 de marzo en la Santa Casa de Loreto.
Se trata de la habitual exhortación apostólica que los papas suelen publicar recogiendo las sugerencias de los sínodos episcopales. En este caso, se evoca el sínodo celebrado en Roma en otoño del 2018 sobre la juventud.
Al inicio de esta carta, el papa Francisco afirma que Cristo vive y “todo lo que él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida”.
Tras recordar las figuras juveniles que aparecen en la Biblia, se fija por un momento en María. Recogiendo lo que había dicho en la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá, escribe el papa Francisco que llama la atención la fuerza del “sí” con el que aquella joven de Nazaret respondió al anuncio del ángel. La respuesta decidida de María no se parece a expresiones habituales como la que dice: “Vamos a ver qué pasa”. María supo arriesgarse. “María no compró un seguro de vida”.
Al ver la lista de jóvenes santos que nos presenta el Papa (nn.51-62), no podemos olvidar los innumerables jóvenes españoles que han alcanzado la santidad, como san Pelayo en la antigüedad,  los seminaristas mártires de Barbastro o san Rafael María Arnáiz en el siglo XX.
Muchas veces decimos que los jóvenes son el futuro de la sociedad y de la Iglesia. El papa Francisco escribe que los jóvenes son el presente. Es cierto que no siempre tienen la actitud de Jesús y que son continuamente ideologizados, pero “en muchos de ellos encontraremos un profundo deseo de una vida diferente” (n. 85).
Con palabras del P. Pedro Arrupe, el Papa dice al joven de hoy: “Enamórate, o déjate enamorar, porque nada puede importar más que encontrar a Dios” (n. 132).
Con frecuencia, hablamos “de” los jóvenes, pero no siempre nos atrevemos a hablar “con” los jóvenes. Esta exhortación lo intenta de forma constante y abierta, como cuando escribe: “Así como te preocupa no perder la conexión a Internet, cuida que esté activa tu conexión con el Señor” (n. 158).
Al trazar las líneas para una pastoral juvenil, especialmente “popular”, el Papa cita una vez más a Romano Guardini, según el cual, “en la experiencia de un gran amor, todo cuanto acontece se convierte en un episodio dentro de su ámbito” (n.212).
Por otra parte, si los jóvenes necesitan ser respetados en su libertad, también necesitan ser acompañados (n. 242). Y esa tarea del acompañamiento implica a la familia, a la parroquia, a los movimientos eclesiales, a la escuela y a tantas otras instancias en las que todos nos movemos.
Finalmente, entre todos hemos de ayudar a los jóvenes a descubrir su propia vocación, es decir el camino por el que cada uno ha de hacer brotar y crecer todo lo que es con el fin de “ser para los demás” (n. 258).
                                                                José-Román Flecha Andrés