HÁGALO USTED MISMO
El día 8 de mayo de 1969, san Pablo
VI instituyó la Congregación
para el Culto Divino, para dar forma a
la renovación litúrgica deseada y promovida por el Concilio Vaticano II.
Pues bien, dirigiéndose
a la asamblea plenaria de esa institución vaticana, el día 14 de febrero
de 2019 el Papa Francisco recordaba algunos hitos históricos de la reforma
litúrgica y desgranaba algunas ideas muy importantes. Baste aquí recordar las cinco
que parecen más notables:
1.
No basta con cambiar los libros litúrgicos para mejorar
la calidad de la liturgia. Es necesario cambiar el corazón, puesto que “La liturgia es vida que forma, no idea para
aprender”. Así que el aprecio legítimo por las ideas propias no debe llevar a nadie a enfrentarse con quien
no las comparte.
2.
La realidad de la liturgia es un tesoro viviente, que no
puede reducirse a gustos, recetas y corrientes. Es un don que debe ser recibido
por todos con gratitud y docilidad y que ha de ser promovido con amor. En
realidad, es un alimento insustituible para el crecimiento del Pueblo de Dios.
3.
En la celebración litúrgica se cae a veces en la
tentación de la improvisación o de la espontaneidad. Sin embargo, el papa
Francisco observa que la liturgia no es “el campo del hágalo usted mismo”, sino
la epifanía de la comunión eclesial. En las oraciones y en los gestos resuena
el “nosotros” y no el “yo”; la comunidad real, no el sujeto ideal.
4.
Evidentemente, es necesaria una formación continua de quien
celebra y de quienes participan en la liturgia. Hay que ayudar al Pueblo de
Dios a interiorizar mejor la oración de la Iglesia, a amarla como una
experiencia de encuentro con el Señor y con los hermanos y a redescubrir su contenido y observar sus ritos.
5.
Bien sabemos que la liturgia ha de llevar a los creyentes
a la conversión de la vida. Para conseguir ese fin no basta con cumplir
fielmente todos los ritos litúrgicos. Hay que disponerse a comprender el
significado del lenguaje simbólico, que incluye el arte, el canto, la música y también
el silencio.
Por consiguiente, todos necesitamos profundizar y
reavivar nuestra formación litúrgica. No podemos olvidar que la celebración de la liturgia es el camino
principal a través del cual pasa la vida cristiana en cada fase de su
crecimiento.
Hay que insistir: la liturgia es un tesoro. Así pues, es
un hermoso panorama el que se abre ante nosotros. Según el papa Francisco, todo
el Pueblo de Dios ha de redescubrir la belleza de encontrarse con el Señor en
la celebración de sus misterios y, a partir de ese encuentro, tener vida en su
nombre.
José-Román Flecha Andrés