TAN
SOLO MIRAR A DIOS
El día en que celebramos la solemnidad
de la Santísima Trinidad se nos ofrece también la oportunidad de recordar a las
personas que han dedicado su vida a la oración. Es la Jornada “Pro Orantibus”,
es decir, por las personas que oran.
Entre las personas que pasan todos los
días a nuestro lado hay muchas que dedican un tiempo y un espacio a la oración.
Hay personas que viven sinceramente su fe y que han comprendido que no pueden
vivir sin acercarse a las fuentes a las que acuden los ciervos sedientos, como
se canta en el salmo.
Además hay otras muchas personas que no
se cruzan todos los días con nosotros, porque llevan una vida escondida. Están
“consagradas” a Dios. “Solo en amar es
su ejercicio”, como cantaba San Juan de la Cruz. Fijan sus ojos en Dios,
sabiendo que para él “mirar es amar”, como decía también el mismo santo.
En
su exhortación apostólica “Buscar el rostro de Dios”, el papa Francisco nos
dice que “la vida consagrada es una historia de amor apasionado por el Señor y
por la humanidad: en la vida contemplativa esta historia se despliega, día tras
día, a través de la apasionada búsqueda del rostro de Dios, en la relación
íntima con él”.
En
este Año Jubilar Teresiano, los obispos españoles nos han ofrecido para esta
Jornada un lema que resulta sugerente en este tiempo: “Sólo quiero que le
miréis a él”. Es un consejo inspirado en lo que Santa Teresa de Jesús aconseja a
sus monjas en su Camino de perfección:
“No
os pido ahora que penséis en él, ni que saquéis muchos conceptos, ni que hagáis
grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de
que le miréis. Pues, ¿quién os quita volver los ojos del alma ‒aunque sea de
presto, si no podéis más‒, a este Señor? Pues podéis mirar cosas tan feas, ¿y
no podréis mirar la cosa más hermosa que se puede imaginar?”
La
Santa de Ávila no busca razones de utilidad inmediata. Tan solo invita a sus hijas
a que vuelvan sus ojos a Aquel que nunca aparta de ellas los suyos. Se trata de
responder al amor con el amor. Eso precisamente es lo que hacen las personas que
han sido llamadas a consagrarse a la oración y han aceptado generosamente la
llamada.
Eso
les agradecemos en esta jornada y siempre todos nosotros, los que nos
apresuramos por las calles y autopistas de este mundo, sin saber muy bien lo
que andamos buscando a tientas.
Les
pedimos una oración comprensiva todos los que siempre tenemos miradas codiciosas
para cualquier cosa, pero nunca tenemos una mirada compasiva para nuestros
hermanos que sufren.
Y
esperamos una oración de intercesión todos los que necesitamos volver con más
frecuencia nuestros ojos humanos al Señor, que nos mira con ojos divinos, llenos
de ternura y de perdón. Tan solo necesitamos mirar a Dios. Lo demás vendrá por
añadidura.