jueves, 21 de mayo de 2015

LECTIO DIVINA-SÁBADO 7ª SEMANA DE PASCUA

Sábado VII
Hch 28,16-20.30-31
Jn 21,20-25                                                                                         MAYO 23
Cuando Pedro le vio, preguntó a Jesús: “Señor, ¿y qué hay de este?”. Jesús le contestó: “Si yo quiero que permanezca hasta mi regreso, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme”. Por esto corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho que no moriría, sino: “Si yo quiero que permanezca hasta mi regreso, ¿qué te importa a ti?”. Éste es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas y lo ha escrito. Y sabemos que dice la verdad. Jesús hizo otras muchas cosas. Tantas que, si se escribieran una por una, creo que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse.

Preparación: A lo largo de todo el tiempo pascual hemos venido leyendo el libro de los Hechos de los Apóstoles  y el Evangelio según San Juan. En ambos hemos ido encontrando, por un lado, los rasgos y la aventura de las comunidades cristianas primitivas y, por el otro, el eco contemplativo de la Palabra hecha carne y la memoria de las palabras y los gestos de Jesús.

Lectura: El final de los Hechos de los Apóstoles recoge el testimonio de Pablo que resume las tares del evangelizador: recibir a todos, predicar el Reino de Dios y enseñar la vida de Jesucristo. La segunda lectura nos ofrece el final del evangelio según San Juan. Tras escuchar la profecía que se refiere a él, Pedro se muestra interesado en conocer la suerte que espera al discípulo amado. La respuesta de Jesús repite la palabra con la que lo había llamado un día, a las orillas del lago de Galilea: “Tú sígueme”. El penúltimo verso puede deberse a un grupo de discípulos que dan fe de la fidelidad con la que el evangelista ha transmitido la vida y la enseñanza de Jesús: “nosotros sabemos que su testimonio es verdadero”. Es conmovedor ese eco de la comunidad a la palabra del testigo y escritor

Meditación: Nuestra meditación se centra hoy en esa palabra de Jesús: “Tú sígueme”. Jesús llamó a los que quiso para que le siguieran, estuvieran con él, imitaran su estilo de vida y transmitieran un día su mensaje, haciendo discípulos en todos los pueblos. El seguimiento de Cristo es la primera de las notas que definen al discípulo. Seguir a Jesús con libertad y pobreza, con amor y fidelidad, con dedicación y generosidad es un honor para todos los que han sido llamados. La otra nota que define al discípulo es la aceptación del envío a la misión.

Oración: “Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”.

Contemplación: Como en la mañana de la resurrección, de nuevo aparecen juntos Simón Pedro y el discípulo al que amaba Jesús. Ambos miran a Jesús, como nosotros lo miramos: con gratitud por la llamada y con el deseo de mantenernos junto a él en fidelidad. Ambos discípulos representan a toda la Iglesia. También ella ha sido elegida para seguir al Señor y para transmitir su mensaje a todas las gentes. 

Acción: Leer ya desde hoy la secuencia de Pentecostés que se leerá en la misa de mañana, antes de la proclamación del Evangelio.

                                                                José-Román Flecha Andrés