EL JUBILEO DE LA TIERRA
El primer día de septiembre los cristianos iniciamos el
Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, en memoria de san
Francisco de Asís. En este año 2020, en el que se cumplen 50 años del Día de la
Tierra, celebramos este Tiempo de la Creación como un “Jubileo de la Tierra”.
En el mensaje que nos ha dirigido el papa Francisco lo presenta como un tiempo sagrado para recordar,
regresar, descansar, reparar y alegrarse.
1. Un tiempo para recordar que estamos llamados a ser una
comunidad de amor a Dios creador, a los hermanos y hermanas y a todas las
criaturas que habitan nuestra misma casa.
Todo está relacionado así que “el auténtico cuidado de
nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable
de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» (LS, 70).
2. Un tiempo para regresar y arrepentirnos de haber roto
los lazos que nos unían al Creador, a los demás seres humanos y al resto de la
creación. Necesitamos volver a Dios, nuestro Creador amoroso, fuente y origen
de todas las cosas.
El Jubileo nos invita a pensar de nuevo en los demás,
especialmente en los pobres y a escuchar la voz de la creación, alarmada por la
desintegración de la biodiversidad y el desastre climático.
3. Un tiempo para descansar en nuestra carrera de consumo
y encontrar estilos de vida que restituyan a la Tierra “el descanso que se
merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los
ecosistemas que nos mantienen”.
Según el Papa, la pandemia actual nos ha enseñado que la
Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar. Necesitamos examinar nuestros hábitos en el uso de la energía,
en el consumo, el transporte y la alimentación.
4. Un tiempo para reparar la armonía original de la
creación, restablecer relaciones sociales equitativas, restituir la libertad y
la propiedad a cada uno y perdonar las deudas de los países en vías de
desarrollo.
Es importante restaurar el equilibrio climático y limitar
el crecimiento de la temperatura global, promover la solidaridad intrageneracional
e intergeneracional, restaurar la biodiversidad y proteger a las comunidades
indígenas.
5. Un tiempo para alegrarse, porque hay personas, especialmente
entre los jóvenes y las comunidades indígenas, que tratan de responder a la
crisis ecológica. También es motivo de
alegría ver numerosas iniciativas, a nivel local y mundial, para el cuidado de
los pobres y de la casa común.
Y, sobre todo, es motivo de alegría ver que el Tiempo de
la Creación se está convirtiendo en una iniciativa ecuménica. Así que el Papa
concluye diciendo: “¡Sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en
una casa común como miembros de la misma familia!” ¿Cómo no aceptar la
invitación?