miércoles, 18 de marzo de 2020

ORACIÓN- Domingo 4º de cuaresma. A -22 de marzo de 2020


  “Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo”
(Jn 9,5)
Señor Jesús, siempre me impresiona el relato evangélico de la curación del ciego de nacimiento. El texto evangélico nos hace observar que la iniciativa fue dos veces tuya. Totalmente tuya. Tú le diste la vista a sus ojos y la fe a su existencia. 
 Con tu saliva y un poco de tierra hiciste el barro con que ungiste sus ojos. Supongo que no era un gesto para demostrar que tú dabas la luz precisamente con lo que puede cegarnos  La gracia de tu palabra de vida se unía a la oscuridad de nuestra miseria. Y esa mezcla produciría ya para siempre en nosotros la capacidad para descubrirte como el Señor de la luz. 
 Pero tu gesto no iba a ser comprendido por los que se creían en posesión de la verdad. Siempre ha habido sabios y entendidos más preocupados por observar los preceptos de la ley que por admirar la compasión del autor y señor de la misma ley. Tendremos que aprender que nunca será fácil descubrir la luz y pasarla a los demás.
Tú no has querido afirmar que el ciego hubiera pecado, pero los fariseos no tenían reparo en considerarlo como empecatado de pies a cabeza. Evidentemente no es lo mismo condenar que salvar. Quien se limita a echar en cara el pecado de los demás, no suele hacer nada por rescatarlos y ofrecerles la luz.
Así pues, los que deseamos ser de verdad tus discípulos siempre tendremos que darte gracias. En primer lugar, porque nuestra ceguera ha sido y será siempre una ocasión para que tú te reveles como la Luz de este mundo.
Además, te damos gracias porque una y otra vez te haces encontradizo para dialogar  con nosotros. Para suscitar en nosotros el deseo de conocerte. Para despertar en nosotros la  valentía necesaria para reconocerte como el profeta enviado por Dios.
Y, finalmente te doy las gracias porque, como el joven que había sido ciego, yo también puedo confesar con humildad y confianza: “Creo, Señor”.
                                                                 José-Román Flecha Andrés