miércoles, 17 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA-JUEVES 3ª SEMANA DE ADVIENTO.B


Jr 23,5-8: “Reinará como rey prudente; hará justicia y derecho en la tierra”
Mt 1,18-24: “Él salvará a su pueblo de sus pecados”

DICIEMBRE 18

El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará encinta, y tendrá un hijo al que pondrán por nombre Emanuel” (que significa: “Dios con nosotros”). Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y tomó a María por esposa. Pero no hicieron vida conyugal hasta que ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús.

Preparación: La segunda de las antífonas mayores reconoce a Jesús como la revelación del Dios que liberó a los hebreos y les dio los mandamientos, que reflejan y continúan su alianza con el pueblo. Jesús es el “Dios con nosotros”. Un Dios que conoce nuestra miseria y nuestro pecado. Y sin embargo, se nos revela como lleno de misericordia. La oración de hoy ha de ayudarnos a aceptarlo como Salvador.

Lectura: • Según la profecía de Jeremías, el Mesías esperado sería totalmente diferente de los malos guías que había tenido que soportar Israel. Él había de reinar como rey prudente; él traería la justicia y el derecho a la tierra. En este mundo muchos de los que luchan por derribar un gobierno injusto, se limitan a ajusticiar a los que no piensan como ellos. • En el evangelio aparece la figura de José de Nazaret, que es calificado como justo. Se le pide que acoja a María y al hijo que ella espera. José será el encargado  de ponerle el nombre de “Jesús”, que significa “Dios salva”. La justicia que distinguirá la vida y las obras de Jesús se podrá identificar con  la misericordia.

Meditación: Hay muchos rasgos que convierten a José de Nazaret en modelo para los cristianos. • En primer lugar, José es un hombre justo, aunque perplejo y turbado. Sin embargo, sabe escuchar la voz de Dios y ajustar a ella su conducta. La fe, en efecto, nos revela el sentido de la existencia. • En segundo, lugar, José es el hombre silencioso que hace posible el nacimiento del que es la Palabra misma de Dios. También nuestro silencio puede ser mediación para que la voz de Dios resuene en nuestro mundo. • En tercer lugar, como ha dicho el Papa Francisco (19.3.2013), José es el custodio de María y de Jesús. Un modelo siempre actual para nuestra responsabilidad de custodios de los demás y custodios de los mejores valores que Dios ha depositado en nosotros.

Oración: “Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!”

Contemplación: En su carta encíclica “Salvados en Esperanza”, el papa Benedicto XVI mencionaba tres escuelas en las que es posible el aprendizaje de la esperanza: la oración, el sufrimiento y la meditación sobre el juicio final. • Las lecturas de la misa de hoy identifican el juicio de Dios con la salvación. Eso indica el mismo nombre de Jesús que hoy contemplamos. • Un nombre que es como el aceite, como decía san Bernardo. El aceite nos alimenta, suaviza nuestras heridas y nos ilumina en la noche. Según él, nada se puede decir ni cantar que sea más suave y más bello, más gozoso y más dulce que el nombre de Jesús. Bastaría repetirlo con el corazón para quedar sumergidos en el misterio que él anuncia.

Acción: Preguntarnos qué podemos hacer, como personas y como grupo, respecto al nombre de Jesús.  • Para anunciarlo de forma creíble. • Para celebrarlo dignamente en los sacramentos de nuestra fe. • Y para hacer posible y visible, con el servicio de la caridad y la justicia, la salvación que ese nombre significa.                                                 
                                                                                       José-Román Flecha Andrés